28 de octubre de 2007

PÁNICO Y LOCURA EN LA ESCUELA (pt. 3)

3. Conclusiones
Emmanuel Levinas, pensador contemporáneo de la alteridad, escribe: “El rabí Eliezer descubrió que la fuente del mal se halla en la INSTITUCIÓN DE LA TABERNA. El café es la casa abierta a la calle, lugar de sociedad fácil, sin responsabilidad mutua. Se entra sin necesidad, se sienta sin fatiga, se bebe sin sed. El café es un no lugar para una no sociedad, sociedad sin compromiso, sin solidaridad. El café casa de juegos, es el punto donde el juego entra en la vida y la disuelve. Sociedad sin ayer ni mañana…distracción….disolución” (Levinas, 1991).
¿Podemos pensar la escuela tal como plantea Levinas la institución taberna? ¿Una escuela a la que los chicos entran sin necesidad porque el mundo cibernético les brinda más información que los docentes? ¿Es una escuela donde los niños se sientan sin fatiga porque no está bien visto la producción de ideas novedosas que superen el saber de los maestros?
Infinitas preguntas nos llevan a repensar las prácticas docentes, en el horizonte de una subjetividad que se transforma al ritmo inexorable que le imprime el Otro. Porque es un hecho, el Otro cambia y cambia con él, necesariamente, las formas que adopta el malestar. La escuela lo anida en el corazón implotado del sueño sarmientino, con la reconversión del saber supuesto al ciudadano del futuro en información que se multiplica en tiempo real para nadie. No hay formación a futuro, porque al ser reemplazado el ciudadano por el consumidor (definido por la pura actualidad del consumo) se asiste con perplejidad a esta situación: la información no anuda en los cuerpos de los alumnos y estos se convierten solamente en una cifra para los cálculos de la gestión. Mientras tanto sus cuerpos quedan almacenados en la escuela - galpón, para obligarlos a que duerman cobijados por el sueño americano aunque ahora con la obligada colaboración de los psicofármacos.
El Otro nombra lo irruptivo del niño como “brote”, “locura”, “ADD”, “hiperkinético”, “psicótico”, “TGD”, nombres que la ciencia ofrece al servicio de clasificaciones diagnósticas en pos del orden y control. Ambos quieren saldar sus deudas consigo mismo, como Otro loco que se instituye en tanto puro reflejo de sí a la manera del catálogo de los catálogos que no se contienen a sí mismo, haciendo de la paradoja de Bertrand Russell la experiencia de la modernidad tardía. De ese modo no cesa de instituir un sujeto pero en el momento de su abolición, a saber, el pasaje al acto (“¡¡chupate está trompada, maestra del orto!! ¡¡¡después querés ganar más y ni siquiera sabés tratar a mi hijo l!!”).
Cuando el sujeto no irrumpe en su evanescencia postrera, el diccionario de palabras claves se despliega sin implicar subjetivamente a nadie. Los docentes utilizan estas palabras claves y ante un “brote” solicitan “estrategias”, “técnicas de abordaje” para operar en el “campo de batalla”.
Freud en Más allá del Principio del Placer nos enseña que ante grandes volúmenes hipertróficos de energía se rompe la barrera antiestímulo del aparato psíquico, por lo tanto plantea que no hay palabra que pueda nombrar este real….solo evidenciamos como respuesta la angustia.
El desarrollo de la ciencia conmociona al Otro, lo fragmenta, o hace vacilar en su función protectora frente a ese real. Un real descarnado ante el cual el sujeto queda expuesto en un sinsentido intramitable.
¿Seremos capaces de re-inventar la escuela a fin de que el niño pueda entrar a la taberna - escuela por necesidad de saberes, ansias de trabajo y sed de aprender? ¿Tendrá otro comienzo al modo del Cafetín de Buenos Aires (2)[1] --“mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas”- en la que el estudiante horade con su carencia a la información y restituya el erotismo al saber aunque más no sea con una “poesía cruel”?

Bibliografía
Corea, C. – Lewkowicz, I. (2004): Pedagogía del aburrido, Buenos Aires, Paidós.
Freud, S. (1979): Más allá del Principio del placer, en Obras completas Tomo XVIII, Buenos Aires, Amorrortu.
Heidegger, M. (2006): Aportes a la Filosofía. Acerca del Evento, Buenos Aires, Biblioteca Internacional Martín Heidegger - Biblos.
Levinas, E. (1991): Entre nosotros. Ensayos para pensar en otro, Valencia, Pre – textos.
Lewkowicz, I. (2004): Pensar sin Estado, Buenos Aires, Paidós.
Thompson, I. (2006): Miedo y asco en Las Vegas, Madrid, Anagrama.
Zerba, D. (2005): La estructuración subjetiva, Buenos Aires, JVE
Zerba, D (2007): Aldea Panóptica, Buenos Aires, JVE.
[1] Tango de Enrique S. Discépolo y Mariano Mores.

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Diego Zerba

Diego Adrián Zerba nació el 11 de enero de 1953 en la Ciudad de Buenos Aires. Es Licenciado en Psicología, Psicoanalista, Profesor Adjunto de la materia Psicoanálisis: Freud y docente en Psicoanálisis: Escuela Inglesa de la Facultad de Psicología / UBA. Profesor Adjunto en la materia Psicología del Ciclo Básico Común / UBA. Director del Centro Asistencial FUBA XXII. Supervisor de instituciones clínicas y educativas. Autor de numerosos artículos publicados en revistas y libros de distintos géneros. Autor de los libros La estructuración subjetiva. Pensar las psicosis infantiles (JVE, 2005) y Aldea Panóptica. Ideas – Situaciones - Prácticas. Compilador, junto a María Massa, de los libros: El mal – estar en el sistema carcelario (El Otro, 1996) y Síntomas carcelarios. El estado contraataca (Letra Viva, 1998).
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