27 de noviembre de 2007

EL ECO DE LA PALABRA

Hoy nos ocuparemos de las vicisitudes de la universalización del capitalismo que se produce en la modernidad, hasta llegar a lo que denominaremos modernidad terminal, con este único malestar en la cultura que nos toca desandar. Sin embargo no nos interesa tanto el camino sino lo encontrado: los cambios acaecidos en lo que Sigmund Freud llama el eco de la palabra.

Comienzo con esta cita suya:


“Uno le cuenta al paciente sobre las posibilidades de otros conflictos
pulsionales y despierta su expectativa de que tales cosas podrían suceder
también en él. Ahora bien, uno espera que tal comunicación y advertencia tendrá
por resultado activar en el paciente uno de los conflictos indicados, en una
medida moderada, aunque suficiente para el tratamiento. Pero esta vez la
experiencia da una respuesta unívoca. El paciente escucha, si, la nueva, pero no
hay eco alguno. Acaso piense entre si: ‘Esto es muy interesante, pero no
registro nada de eso’. Uno ha aumentado el saber del paciente, sin alterar nada
más en él” (Freud, 1980: 236).


En principio Freud separa la palabra con eco, de la palabra que abona un saber. Una palabra con eco remite a un origen, punto en el cual los estructuralistas que hegemonizaban el pensamiento europeo, entre los años 50 y 60, no coincidían con Freud. Entre ellos, Claude Levi – Strauss era el más renombrado. No tomaban muy en serio la suposición de la horda primitiva dominada por un padre celoso, que se quedaba con todas las mujeres y desterraba a los hijos. Como tampoco lo hacían con respecto a su fin: el asesinato del padre por parte de los hijos, y el nacimiento de la primera organización social, a saber, el clan fraterno que se prohíbe para si lo que antes imponía la autoridad del padre: el acceso a las mujeres deseadas.
En rigor la muerte del padre no es un fin sino el comienzo que abre la dimensión del tiempo: la obediencia retrospectiva de los hijos. No es ni una cuestión antropológica, ni sociológica, o en todo caso puede ser por añadidura cualquiera de ellas. En principio ubica en el principio una ausencia y su nostalgia como condición de la constitución subjetiva. Es decir que la función del padre no tiene que ver con el ADN, sino con un vacío en el principio. Un principio activo que no cesa de instituirnos. O para decirlo de otra manera, en términos freudianos, eso que era y en donde debemos advenir (aunque no podamos). Cada uno de nosotros, no todos nosotros, en la singular encrucijada que instituyó su origen.

La modernidad necesitó olvidar (en términos heideggerianos) o reprimir (en termino freudianos) el comienzo. De lo contrario la celebración totémica del asesinato del padre, como plantea Freud en Tótem y Tabú, actualiza el tiempo circular en el que siempre se retorna al mismo punto de partida. De ese olvido o represión nace el tiempo lineal del progreso: el time is money. Nace la regulación utilitaria del tiempo y la propia concepción de la acumulación. No es lo mismo la fortuna de un amo que no posee los medios de producción y explota a su esclavo (o sea las herramientas de trabajo), o poseyéndolos necesita también de su saber para quedarse con el beneficio de su trabajo. Esto es lo que ocurría en la antigüedad. Con la universalización del capitalismo que acontece en la modernidad, su alcance llega al propio trabajo que se transforma en mercancía y nace la concepción de la acumulación que el amo antiguo practicaba de manera empírica a la manera del Tío Rico. No es el amo quien acumula sino un saber que se anticipa y que funciona como una maquinaria, el que regula la acumulación. Un saber que despoja por segunda vez al trabajador que ya había sido despojado de su trabajo. Un saber que calcula la money del time. De esa manera el trabajo convertido en mercancía produce la forma monetaria del trabajo social excedente que no vuelve al trabajador, a saber, la plus valía. Pero no solo eso, el propio trabajador se convierte en plus valía en tanto el saber que regula la producción se anticipa, calculando lo que deberá producir a futuro la fuerza de trabajo. Es decir que el saber se ha convertido en la herramienta que produce el futuro: el time como fábrica de la money. O sea que el saber se ha instituido en el principal medio de producción. Carlos Marx ubica en la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, la entropía que conduce a la pérdida de plus valía como límite último del capitalismo. Podemos agregar dentro de la lógica que elegimos de ampliar el concepto de plus valía: tanto la en lo que respecta a la forma monetaria del trabajo excedente, como así también a la potencia futura del trabajador que la producirá.
El capitalismo (conforme al axioma moderno de la universalización) ha establecido el universo de las mercancías. En principio adquirimos los bienes en el mercado, o sea que adquirimos valores de cambio. Es decir que el uso no determina el valor sino las leyes de mercado.
Por esta vertiente Giorgio Agamben plantea que el avance del capitalismo sigue con los objetos el curso que les da la religión: retirarlos de su uso específico y entregarlos para su adoración (como se aprecia con claridad en los santuarios). En este caso los santuarios son los escaparates de la vidriera que progresivamente son reemplazados por los portales en Internet. De esa manera el consumo no coincide con el uso del objeto, sino que por el contrario: el consumo es idéntico a su destrucción como cosa, que inhabilita al consumidor para hacer algo con él. Esto se advierte de forma patética en los niños transformados en consumidores, que compran juguetes para no jugar. Para sancionar con su consumo su destrucción para el uso.
Así llegamos a la modernidad terminal en la que el capitalismo ha resuelto sus crisis traumáticas originadas en la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, llegando a la universalización absoluta del mercado en la que el trabajador es reemplazado por un consumidor virtual que solo existe en un cálculo que se refleja a si mismo. De este modo el consumo nombra que no hay más implicancia de los cuerpos con una subjetividad. No hay nadie calculado desde el saber como medio de producción para que se satisfaga sus necesidades con una parte de su trabajo, como pensaba Marx, y que posteriormente Freud verificará en la clínica que no hay la necesidad sino demanda, desde que la primera experiencia del cachorro humano con el pecho deja algo más que la cancelación de la necesidad.
Actualmente los cuerpos humanos han quedado a la deriva. En este orden la plus valía sufre una mutación: no es la forma monetaria del excedente de trabajo, ni la potencia futura de la fuerza de trabajo; es la construcción que hace el saber como medio de producción emancipado de los cuerpos humanos. Dicho de otra forma, es la construcción que hace la industria financiera prescindiendo de los cuerpos de los trabajadores que antes la producía. Produce un presente perpetuo al que llaman tiempo real y sus crisis no son el resultado de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, como el traumático término de más que la vieja lógica capitalista no podía asimilar, sino de la irrupción de los cuerpos descartados en escena como ocurrió el 19 y 20 de diciembre.

Así el saber como medio de producción queda mutado en información, que se reproduce idéntica a si misma como las metástasis del cáncer. De esta manera en tanto ya no hay cuerpos parlantes en los que anida un sujeto del lenguaje, los cuerpos descartados quedan como paredes perplejas en las que rebota la comunicación de la información que no los implica. Cuando existía el cuerpo parlante la palabra que evocaba el comienzo de un sujeto tenía eco en él. Esto es lo que verificaba Freud en la clínica como eco de la palabra. Hoy por hoy –en la modernidad terminal- ya no es así, y el eco del comienzo vuelve como la perplejidad de la catástrofe. Es la experiencia religiosa de la voz de Dios como trueno.

Advertidos de esta situación, como cuerpos humanos descartados podemos pensar nuevos colectivos, saliendo al cruce de la información. Por ejemplo en la universidad donde la información le ha dado el nombre del alumno a un consumidor que ya no sabe hacer con los saberes, salvo reproducirlos como si fueran datos en las llamadas pruebas objetivas, sin tejer con ellos un pensamiento. Es decir que se trata de plantear otro comienzo luego de pasar por el primero. Construir colectivos de estudiantes para devolverle el eco a la palabra, y zafar de lo peor: el estado de perplejidad que nos deja ser sólo una mera pared para el rebote de la información.

Bibliografía

Agamben, G. (2005): Profanaciones, Buenos Aires, Adriana Hidalgo.
Freud, S. (1980): Análisis terminable e interminable en Obras Completas Tomo XXIII, Buenos Aires, Amorrotu.
Freud, S. (1913): Tótem y Tabú, en Obras Completas Tomo XIII, Buenos Aires, Amorrotu.
Heidegger, M. (2006): Aportes a la filosofía. Acerca del evento, Buenos Aires, Biblioteca internacional M. Heidegger - Biblos
Zerba, D. (2007): Aldea Panóptica. Ideas – Situaciones – Prácticas, Buenos Aires, JVE.

8 de noviembre de 2007

REFLEXIONES SOBRE EL PADRE ABUSADOR

Me propongo presentar en la reunión de hoy la siguiente hipótesis: La regla fundamental de la prohibición del incesto puede cesar como instituyente de la cultura, produciendo efectos catastróficos.
Una segunda hipótesis derivada de la anterior es la siguiente: Los efectos catastróficos no son del orden del abuso.

De tal manera voy a tocar clásicos debates, como los que protagonizaron Claude Levi Strauss con los culturalistas, o el que mantuvieron Michel Foucault con Noam Chomsky en Eindhoven (Holanda) durante 1971. No tanto con una intención epistemológica o filosófica en general, sino para poner a prueba las hipótesis señaladas en un plano clínico.

Si ponemos los efectos catastróficos a cuenta de un poder materno, debemos colegir que concluye aboliendo la propia función materna. En ese sentido no sería la contra cara del padre abusador, o padre seductor como lo nombra Sigmund Freud en sus escritos prepsicoanalíticos, sino la interrupción del estado de cultura. Llamo catastróficos a los efectos producidos por esa interrupción. En el transcurso de esta exposición ubicaré la función del padre seductor como transgresión, del lado de la modernidad temprana, y, en otro orden, los efectos catastróficos de la interrupción de la regla fundamental como propios de la modernidad terminal que habitamos

Cuando Levi – Strauss formula la prohibición del incesto afirma que tiene de la naturaleza ser universal y de la cultura ser un regla, ergo, se trata de la regla fundamental. Por eso dice: “la distinción entre estado de naturaleza y estado de sociedad a falta de una significación histórica aceptable, tiene un valor lógico… (Levi-Strauss, : 35). De esta manera sostiene: “La cuestión no es, pues, saber si existen grupos que permiten matrimonios que otros excluyen, sino más bien si hay grupos en los que no se prohíben tipo alguno de matrimonio” (Levi – Strauss, : 42). Así refuta a los antropólogos culturalistas, como Margaret Mead, que buscan verificar si la prohibición del incesto que, según Freud, deriva de la universalidad del complejo de Edipo, esta en todas las culturas. De esa manera no quiere decir que debido a que ciertas culturas autorizan el casamiento entre hermanos no contemplan la prohibición del inceso, sino que, al revés, tiene que haber otra prohibida como la de la madre con el hijo, para que la unión entre hermanos sea una unión posible. O sea que alguna relación tiene que estar prohibida para que otras sean posibles. Esto tampoco quiere decir que las prohibiciones devenidas de esta prohibición de base no sean transgredidas, es más, la prohibición precipita el deseo más allá de ella. Abriendo el juego a Jacques Lacan, podemos decir que la prohibición supone una excepción como condición de la regla: uno debe de faltar en la serie para que la serie sea posible. En términos lacanianos se trata del padre real; volviendo a Freud es el padre de la horda asesinado por los hijos el que tiene que faltar para que haya clan fraterno. De esa manera comienza la historia, quedando en la prehistoria el lugar de quien por faltar en la historia hace posible su anudamiento. Cuando la prohibición del incesto entra en suspenso, entra simultáneamente en suspenso la excepción de quien queda fuera de la cuenta. Es decir que la propia función paterna queda en suspenso, más allá del buen señor que es llamado papá (como puede ser Homero Simpson). Entre otras manifestaciones esto se aprecia en la evidencia de un poder materno haciendo estragos, como se advierte, por ejemplo, en la enorme cantidad de divorcios contradictorios en los que la mujer le inicia juicio por abuso contra los hijos al ex-marido sin ninguna evidencia sólida. Pero en definitiva lo que se revela hurgando en la condición catastrófica es no que hay ni padre ni madre, sino que cualquiera colisiona o está con cualquiera. En Estados Unidos cualquiera… puede llegar a ser un extraterrestre, como aparece en la gran cantidad de denuncias y organizaciones de víctimas que dicen haber sido abducidas y abusadas por alienígenas

En la modernidad temprana el padre “jefe de familia” era la figura por antonomasia de quien impostaba el lugar de la excepción, haciendo posible tanto la ley como la posibilidad de su trasgresión. Entonces es posible que un adulto seductor haya abusado del sujeto como causa de una histeria, pero lo que es necesario para que la historia anude (en este caso la historia individual de un sujeto) es que alguien ocupe ese lugar de abuso en la estructura, o sea la excepción que queda fuera de ella. Alguien que interviene dentro de la historia como si estuviera más allá de ella, en la prehistoria. Es exactamente la regresión como inversión de la identificación, a la que Freud hace referencia en Psicología de las masas y análisis del Yo.

En sus trabajos pre-psicoanalíticos, la seducción de un adulto fue tomada por Sigmund Freud como factor etiológico de la neurosis. Refiriéndose a la histeria decía por aquel entonces:

“La histeria se insinúa cada vez más como consecuencia de una perversión del seductor; y la herencia, cada vez más, como seducción por el padre. Así se dilucida una alternancia de generaciones:
1ª generación: perversión.
2ª generación: histeria, que luego se vuelve esterilidad
(…)El ataque de vértigo, el espasmo de llanto, todo ello cuenta con el otro, pero las más de las veces con aquel otro prehistórico inolvidable a quien ninguno posterior iguala ya” (Freud, 1982 (a): 279).

Katharina, uno de los historiales de los Estudios sobre la histeria, puede orientarnos para ubicar clínicamente el misterioso otro prehistórico. Recordémoslo mínimamente.
Freud se hallaba de vacaciones por los alpes orientales, cuando al registrarse en una hostería lo aborda una hija o pariente de la posadera. Le cuenta que está enferma de los nervios y le relata los siguientes síntomas: “Me falta el aire; no siempre pero muchas veces me agarra que creo que me ahogaré” (Freud, 1978: 141). Amplía diciendo que en esa circunstancia: “veo un rostro horripilante; me mira tan espantosamente; yo le tengo miedo” (Freud, 1978: 142). Ante la requisitoria de Freud le cuenta que sufre de estos ataques desde hace dos años sin poder agregar nada más, a lo cual este le añade: “Sí usted no lo sabe, yo le diré de donde creo que le han venido sus ataque. En algún momento, dos años atrás, usted ha visto o escuchado algo que la embarazó mucho, que preferiría no haber visto” (Freud, 1978: 143). Para hacerla corta: a partir de ese momento le cuenta que encontró a su prima Francisca con su tío, y que le contó a su tía que “se entienden”, razón por la cual ellos se separaron.
En primer término relata que cierta vez atiende a unos pasajeros que llegaron con ganas de comer y Francisca –quien se ocupaba de la cocina- no estaba. Su primo le dice que está con el tío en el cuarto. Katharina “no sospecha nada” y va con el primo a buscarlo. Se encuentran con la puerta trabada y a instancias del primo (que no se animaba a espiar) mira por la ventana y ve al tío encima de Francisca. Entonces Freud le pregunta: “Dígame usted, señorita; la cabeza que siempre ve cuando le falta el aire, ¿no será la cabeza de Francisca, como usted la vio entonces?”
“Oh, no (responde Katharina); no era tan horripilante, y además es sin duda la cabeza de un hombre”
“¿O quizá la de su tío?” (pregunta Freud)
“No he visto su rostro tan nítido, estaba demasiado oscuro el dormitorio; y, ¿Por qué habría puesto en ese momento una cara tan espantosa?” (contesta Katharina).
“Tiene razón” (concede Freud)… “¿Y que sucedió después” (vuelve a inquirir).
“Pues que los dos han de haber escuchado ruido. Enseguida salieron. Yo estuve muy mal todo el tiempo, no podía dejar de pensar y pensar; dos días después fue domingo, hubo mucho que hacer, trabajé el día entero, y el lunes por la mañana sentí de nuevo mareo y vomité y permanecí en cama, y vuelta y vuelta a los vómitos durante tres días” (Freud, 1978: 144).
Freud en una movida conceptual le da al síntoma el carácter de escritura figural. Por ese sesgo le dice a Katharina que el vómito es la traducción del asco.
“Si, asqueada tengo que haber estado, dice pensativa. Pero, “¿de que?” (Freud, 1978: 145)

Por este curso Freud llega a una escena en la que el tío se acuesta a lado de ella y la apoya, de lo cual colige “terminando por ella su confesión”: “Ahora ya se lo que se le pasó por la cabeza cuando miró dentro del dormitorio. Usted ha pensado: ‘Ahora hace con ella lo que aquella noche y otras veces, quería hacer conmigo” (Freud, 1978: 147).

Tiempo después Freud le confiesa a su amigo Fliess: “ya no creo en mi neurótica” (Freud, 1982 (b), 301). Pero esta certeza no decide si la neurótica experimento o no la escena de seducción, sino que la propia condición de la prehistoria hace posible la escena de seducción más allá de la facticidad del suceso. Es decir, alguien puede impostar al fuera de la serie por que ese lugar es necesario para que advenga la serie de los barrados por la castración (con sus respectivas historias).

Otra cosa diferente es cuando cesa la prohibición del incesto (según el planteo de Levi – Strauss) y su vínculo consustancial con la necesidad de uno fuera de la serie, para que anude la historia del mal estar en la cultura y las historias de los neuróticos con el correspondiente mal estar conforme a sus singulares maneras de gozar. Por supuesto que esto no quiere decir un retorno al estado de naturaleza, ni algún modo de pensar cierta experiencia humana precultural. Sencillamente hay una interrupción de la experiencia humana en una suerte de pasaje al acto sostenido perdurablemente. Esta es su fórmula, la de la catástrofe: cualquiera contra cualquiera. A cambio de la familia hay un galpón afilial: es decir que nadie abusa de nadie porque ni siquiera nadie puede impostarse en el lugar de la excepción, sino que hay una suspensión lisa y llana del orden de filiaciones. Traigo como ejemplo la siguiente situación con la que trabaja un hogar para niños y adolescentes en el Gran Buenos Aires, que superviso.

Es una familia (que no es una familia en el sentido riguroso que le damos) en la que conviven un grupo de adultos (padre, madre, y tío paterno) con varios niños y adolescentes que en principio son hijos del matrimonio. Por una circunstancia de prolongada inasistencia escolar interviene la trabajadora social de la escuela a la que concurren los chicos, que luego deriva en la denuncia de abuso por parte del tío que hace la hija mayor al juzgado de menores, y posteriormente en la intervención del hogar. En principio la hija mayor que tiene un bebe, sería el resultado de la violación del tío. Posteriormente el hogar puede colegir que tampoco era lo que parecía al comienzo, sino que los niños menores son el resultado de la violaciones del padre (ya no del tío) a las hijas mayores. Uno de los aspectos más notorios es que los nombres de papa y mamá son inestables: cualquiera de los adultos o de los chicos más grandes son llamados de ese modo. Como digresión podemos pensar: el proceso de destitución simbólica de las instituciones que lleva, por ejemplo, a que cualquiera pueda ser nombrado en cualquier partido político, alcanza su punto más radical en las estructuras de parentesco. En nuestro caso a la madre la llaman generalmente por su nombre de pila, y el supuesto nieto llama al abuelo papá. Pero no hay historias de violencia, sino que esta surge imprevistamente sin ninguna causa. Un día uno de los hijos mayores corto la cara de Nélida (su mamá) porque se despertó nervioso.
Josefa de 15 años (que vive en el hogar) no sufre de ataques histéricos, sino que permanentemente está instigando directamente a los varones (no seduciendo) para tener relaciones sexuales. No se cubre los pechos para descubrir sigilosamente algo de ellos, intempestivamente puede pelar una teta esté quien esté en ese momento. Jonathan de 8 años tuvo distintos intentos de suicidios saliendo al cruce en la ruta, en una de esas ocasiones quedó con graves fracturas.
La mayoría de ellos (en especial los más grandes), no obstante, quieren vivir en ese galpón afilial.
La orientación general, en consenso con el juzgado, es persuadir con potencia aunque sin coerción a que vayan a vivir al hogar. En los casos que sean factibles se trata que los niños más pequeños ingresen a un programa de acogimiento familiar en nuevas familias. Pero a diferencia de lo que pueda presuponerse, no se alienta a que dejen de ver a los padres, sino a que en cualquiera de estas situaciones (viviendo en el hogar sea en forma estable o transitoria, o en el programa de acogimiento familiar) puedan anudar una historia con ellos en donde solo imperaba el galpón afilial. Por ejemplo hasta se hizo un brindis con este hombre para el día del padre, tratando de tramar un lazo social en donde no existía.
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Hay torrentes de casos como este en la modernidad terminal. El modo de intervenir que propongo es sembrar la cultura en donde el capitalismo salvaje va dejando el desierto social. Todo depende de nosotros… cuando la catástrofe ni siquiera ha dejado la posibilidad del abuso.

BIBLIOGRAFÍA

Freud, S. (1978): Estudios sobre la histeria en Obras Completas Tomo II, Buenos Aires, Amorrortu.
Freud, S. (1982) (a): Carta 52 en Obras Completas Tomo1, Buenos Aires Amorrortu.
Freud, S. (1982) (b): Carta 69 Ídem.

28 de octubre de 2007

PÁNICO Y LOCURA EN LA ESCUELA (pt. 3)

3. Conclusiones
Emmanuel Levinas, pensador contemporáneo de la alteridad, escribe: “El rabí Eliezer descubrió que la fuente del mal se halla en la INSTITUCIÓN DE LA TABERNA. El café es la casa abierta a la calle, lugar de sociedad fácil, sin responsabilidad mutua. Se entra sin necesidad, se sienta sin fatiga, se bebe sin sed. El café es un no lugar para una no sociedad, sociedad sin compromiso, sin solidaridad. El café casa de juegos, es el punto donde el juego entra en la vida y la disuelve. Sociedad sin ayer ni mañana…distracción….disolución” (Levinas, 1991).
¿Podemos pensar la escuela tal como plantea Levinas la institución taberna? ¿Una escuela a la que los chicos entran sin necesidad porque el mundo cibernético les brinda más información que los docentes? ¿Es una escuela donde los niños se sientan sin fatiga porque no está bien visto la producción de ideas novedosas que superen el saber de los maestros?
Infinitas preguntas nos llevan a repensar las prácticas docentes, en el horizonte de una subjetividad que se transforma al ritmo inexorable que le imprime el Otro. Porque es un hecho, el Otro cambia y cambia con él, necesariamente, las formas que adopta el malestar. La escuela lo anida en el corazón implotado del sueño sarmientino, con la reconversión del saber supuesto al ciudadano del futuro en información que se multiplica en tiempo real para nadie. No hay formación a futuro, porque al ser reemplazado el ciudadano por el consumidor (definido por la pura actualidad del consumo) se asiste con perplejidad a esta situación: la información no anuda en los cuerpos de los alumnos y estos se convierten solamente en una cifra para los cálculos de la gestión. Mientras tanto sus cuerpos quedan almacenados en la escuela - galpón, para obligarlos a que duerman cobijados por el sueño americano aunque ahora con la obligada colaboración de los psicofármacos.
El Otro nombra lo irruptivo del niño como “brote”, “locura”, “ADD”, “hiperkinético”, “psicótico”, “TGD”, nombres que la ciencia ofrece al servicio de clasificaciones diagnósticas en pos del orden y control. Ambos quieren saldar sus deudas consigo mismo, como Otro loco que se instituye en tanto puro reflejo de sí a la manera del catálogo de los catálogos que no se contienen a sí mismo, haciendo de la paradoja de Bertrand Russell la experiencia de la modernidad tardía. De ese modo no cesa de instituir un sujeto pero en el momento de su abolición, a saber, el pasaje al acto (“¡¡chupate está trompada, maestra del orto!! ¡¡¡después querés ganar más y ni siquiera sabés tratar a mi hijo l!!”).
Cuando el sujeto no irrumpe en su evanescencia postrera, el diccionario de palabras claves se despliega sin implicar subjetivamente a nadie. Los docentes utilizan estas palabras claves y ante un “brote” solicitan “estrategias”, “técnicas de abordaje” para operar en el “campo de batalla”.
Freud en Más allá del Principio del Placer nos enseña que ante grandes volúmenes hipertróficos de energía se rompe la barrera antiestímulo del aparato psíquico, por lo tanto plantea que no hay palabra que pueda nombrar este real….solo evidenciamos como respuesta la angustia.
El desarrollo de la ciencia conmociona al Otro, lo fragmenta, o hace vacilar en su función protectora frente a ese real. Un real descarnado ante el cual el sujeto queda expuesto en un sinsentido intramitable.
¿Seremos capaces de re-inventar la escuela a fin de que el niño pueda entrar a la taberna - escuela por necesidad de saberes, ansias de trabajo y sed de aprender? ¿Tendrá otro comienzo al modo del Cafetín de Buenos Aires (2)[1] --“mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas”- en la que el estudiante horade con su carencia a la información y restituya el erotismo al saber aunque más no sea con una “poesía cruel”?

Bibliografía
Corea, C. – Lewkowicz, I. (2004): Pedagogía del aburrido, Buenos Aires, Paidós.
Freud, S. (1979): Más allá del Principio del placer, en Obras completas Tomo XVIII, Buenos Aires, Amorrortu.
Heidegger, M. (2006): Aportes a la Filosofía. Acerca del Evento, Buenos Aires, Biblioteca Internacional Martín Heidegger - Biblos.
Levinas, E. (1991): Entre nosotros. Ensayos para pensar en otro, Valencia, Pre – textos.
Lewkowicz, I. (2004): Pensar sin Estado, Buenos Aires, Paidós.
Thompson, I. (2006): Miedo y asco en Las Vegas, Madrid, Anagrama.
Zerba, D. (2005): La estructuración subjetiva, Buenos Aires, JVE
Zerba, D (2007): Aldea Panóptica, Buenos Aires, JVE.
[1] Tango de Enrique S. Discépolo y Mariano Mores.

18 de octubre de 2007

Panico y Locura en la Escuela (pt. 2)

2. Experiencias Escolares

2.1. Palabras Claves
Resulta notable el uso hegemónico en la escuela de ciertas palabras claves. Una que tiene valor de comodín significante es “se brotó”. Por ejemplo se escucha: “Pablito se brotó”, “¿sabés? … esa madre chiflada… se brotó”, “¡ojo! la directora se brotó”. Podría significar algo tanto para la dermatología como para la psiquiatría, sino fuera porque sin ciudadanos del futuro la escuela asume el vocabulario psiquiátrico intentando ordenar el caos, que alternativamente le deja paso al militar cuando el caos se vuelve experiencia aguda: campo de batalla, trinchera, estrategias. Un apotegma para esta situación puede ser: No hay variables para fundar el mañana, hay un presente catastrófico que no cesa de colapsar. Buscando salir de la locura se va derechito a ella, sustituyendo categorías de evaluación de rendimientos: excelente, distinguido, etc., por la proliferación de siglas diagnósticas que deja el Manual DSM: ADD, TOC, TGD, etc. Así arribamos a un discurso telegráfico que olvida el sentido. Pero no te brotes…, los genes y las proteínas supuestos por la psiquiatría detrás de sus siglas no reemplazan el principio en el verbo.

2.2. Relación docente-alumno.
Los docentes de segundo grado de una escuela primaria solicitan un “diagnóstico”del niño M, quien presenta problemas de adaptación al ámbito escolar.
Sus docentes en entrevistas dicen: “no podemos con M”, “no para de hablar”, “se tira al piso”, “no hace las tareas”. El niño es derivado al Gabinete Central de la Ciudad de Buenos Aires, a fin de determinar el diagnóstico y la modalidad educativa adecuada. El informe del gabinete considera que M es un niño inteligente con problemas emocionales, y deberá ser acompañado por una Maestra Psicóloga Orientadora (MPO) en la escuela común.
En un espacio de trabajo individual, M le comenta a la MPO que su maestra de grado le dijo: “si seguís portándote así llamo a la policía, a mi también me pegaban cuando era chica, no tengo la culpa de que a vos te peguen”. Preguntándole al niño que piensa de lo que dice su maestra, le contesta: “está loca”.
El gabinete de referencia trabaja con los docentes y la dirección de la escuela los siguientes puntos:
· relación docente-alumno
· representaciones de docentes y alumnos.
· responsabilidades de los adultos.
· trabajo en equipo
· coherencia en el discurso
La MPO recrea la escena escolar, junto a los docentes, con las frases que los niños reciben de ellos, por ejemplo: “no servís para nada”, “así no vas a llegar a
nada”, “en mi época había respeto”, “la madre está loca”, “a mi me pegaban cuando era chica”. Un ejercicio de pensamiento para lograr otra consistencia colectiva, cuando la estructura del Estado no cesa de despertar de su sueño.
Así los docentes en un espacio de reflexión escuchan sus propios dichos y surgen propuestas de ellos mismos, muy novedosas y creativas, aliviando el padecer subjetivo. Un modo de recuperar el tiempo a partir de la escucha, un ejercicio de la coherencia a cambio de la declamatoria acerca de su extravío.

2.3. Parte a la policía
En un distrito del interior del país se crea un servicio educativo de trastornos emocionales severos (TES), para niños con “problemas de conducta”. Enviado un técnico del nivel central para llevar adelante un trabajo de tutoría, se encuentra con que ninguno de esos niños presenta detenimiento de la estructuración subjetiva (como corresponde a la especialidad), sino que han llegado con diagnóstico de ADD rubricado por un facultativo de una localidad vecina. El momento central de la visita fue una reunión con representantes de distintos niveles educativos, con la presencia de la máxima autoridad educativa local, en la que se analizó el caso de un adolescente de 13 años que trascurre la jornada escolar entre el servicio de TES y la escuela común. El problema radicaba en que cuando tenía que estar en la escuela especial, ingresaba sin autorización a la escuela común sin que nadie pudiera impedirlo. Ante las intervenciones del visitante para que tomen este ingreso subrepticio como demanda a los adultos, la autoridad escolar discrepa y plantea dar parte a la policía para evitar su entrada no autorizada. Había comenzado la larga marcha de este muchacho, preñada de amenazas aunque acompañada por el técnico, para lograr su vuelta plena a la escuela común de la que lo querían expulsar definitivamente.

2.4. Niño con TES en escuela común
R es un alumno de quinto grado de nivel primario que se tapa el rostro con gorro y bufanda, como defensa de supuestos ataques, mientras pronuncia: “ellos me miran mal”, “me molestan”, “yo soy ninja”. ¿Qué hacer con estas frases fuera de discurso dentro de una escuela común? Frente a esta actitud sus compañeros comienzan a temer por sus reacciones, ya que en algunas oportunidades estalla de ira gritando: “los chicos me odian”, “yo los odio”.
El Gabinete Central orienta un cambio de modalidad educativa a un Centro Educativo para Niños con Trastornos Emocionales Severos (CENTES). Sus padres no aceptan el cambio de escuela diciendo: “vamos a llamar a los medios”, “nos vamos a encadenar”, “ustedes discriminan”. Ante esta dificultad el Gabinete Central decide que R sea acompañado por una MPO dentro de la escuela común. Simultáneamente la MPO trabaja con los padres, los docentes, y la dirección de la escuela en reuniones pautadas de manera sistemática, haciendo posible que los primeros se ubiquen con respecto a la situación del niño. Advertidos de ella logran pensar la escuela como sitio de socialización, y tomar distancia de la escuela - galpón (1)[1] en la que ha devenido el otrora altar sarmientino de la igualdad de oportunidades. Luego de ser persuadidos los padres y posicionado en un espacio individual, R escribe historias, construye muñecos y armaduras junto a la MPO, quien se ofrece más allá de las pautas convencionales escolares.

2.5. Preguntas que no cesan de formularse.
En cada consulta que se les hace, los docentes expresan su malestar de manera reiterada. Nos queremos detener en sus expresiones, a las que ya hicimos referencias llamándolas palabra claves. Sorprende –como anticipamos líneas atrás- el rápido desplazamiento a un contexto bélico para resolver conflictos. Por ejemplo “los maestros estamos en la trinchera”, “el gabinete nos debe dar tácticas y estrategias”, “los profesionales son ustedes”, etc.
En estas expresiones subyace un malestar que pretende delimitar dos bandos en lucha: ¿podría pensarse padres versus escuela?; y si así fuera ¿por qué luchan?, ¿cual es el motivo de esa guerra?, ¿…será el niño? Entonces ¿cómo sorprenderse ante la respuesta agresiva de cada niño que percibe ser botín de guerra? Y al mismo tiempo ¿cómo hacer para revertir esta forma de ingresar al lugar de socialización culturalmente instituido para cada niño?
Los padres esperan de un niño que sea un alumno: significante socialmente aceptado para los que transitan la franja etaria entre 6 y 14 años. Los docentes también esperan otro tanto, pero los niños ¿qué entienden de ese modelo? No entienden acerca de un ámbito llamado a formar los ciudadanos del mañana, cuando el mercado absoluto los ha mutado en consumidores o expulsados sociales. ¿Qué hacer –entonces- en una Escuela que se preocupa solamente por la gestión, sin niños que se correspondan prácticamente con los alumnos? ¿Habrá que declararles la guerra para que declinen toda lucidez en homenaje al sueño sarmientito definitivamente desvelado?
Tal vez empezar a pensar en una escuela - galpón permita deconstruir esta representación de campo de batalla y darle otro sentido a ese lugar de transmisión de cultura y conocimiento que es la escuela. Como señalan Cristina Corea e Ignacio Lewkowicz: configurar una nueva situación que permita transformar en lugar al recinto es tarea de los agentes que intervienen allí (Corea – Lewkowicz, 2004).
Podemos pensar la intervención del MPO como la función que habilita un lugar y que reordena el discurso imperante, para recibir y no almacenar a esos “niños problemas”, para facilitar que el docente se instale como transmisor de cultura y no en calidad de soldado en una guerra no declarada aunque de gran eficacia discursiva. Este proyecto pretende facilitar la inclusión descubriendo en el uno a uno las posibilidades de cada niño, y permitir que encuentre el mejor lugar para el aprendizaje posible. Pero, ¿qué aprendizaje?, entendemos como tal desde el aprender a estar con otro, al lado de un semejante sin que produzca el desborde tan temido, hasta la transmisión de un contenido sistemático que implique un sujeto. Pero ¿quien puede implicarse cuando el saber abandona el tiempo de la subjetividad, para proliferar como información en tiempo real?


[1] Escuela - galpón es una categoría establecida por Cristina Corea e Ignacio Lewkowicz para designar a la escuela actual, en el punto que pierde la especificidad de las prácticas y se torna en un lugar de almacenamiento de cuerpos. Describen que es “un recinto a cuya materialidad no le suponemos dignidad simbólica” (Corea – Lewkowicz, 2004).

27 de septiembre de 2007

PÁNICO Y LOCURA EN LA ESCUELA (pt. 1)

PÁNICO Y LOCURA EN LA ESCUELA
VIAJE SALVAJE AL CORAZÓN DEL SUEÑO SARMIENTINO


"En una ciudad llena de locos auténticos,
nadie percibe siquiera a un loco del ácido."

Hunter S. Thompson


María Teresa Vercesi
Miriam Calabrese
Diego Zerba

Introducción
Hunter Thompson en su novela Fear and Loathing in Las Vegas, muestra de manera patética el colapso del sueño americano. Fundando de modo exclusivo en el éxito económico, este sueño se vuelve la pesadilla de la posesión a cualquier costo, que termina demandando un despertar a la altura de su desmesura. Parafraseando las palabras que le endilgan a Cornelio Saavedra a sazón de la muerte de Mariano Moreno: “Hacía falta tanta droga para despertar de tanto sueño”.
Este trabajo parte de la homología entre sueño y mito, y ubica la inflexión moderna del olvido (en el sentido de Martín Heidegger) del despertar. Mientras la fiesta ancestral lo practicaba con el sacrificio totémico, dando lugar al eterno comienzo del tiempo circular, el tiempo lineal de la modernidad lo deja de lado en los términos indicados y hoy asistimos a su retorno. Esa es la explicación del colapso que experimenta este sueño, que otrora iluminara “el viejo mundo” y también diera lugar al equívoco del país de la plata, a saber, Argentina. Domingo Sarmiento sumido en ese mal entendido, confundió águilas con termitas en su anhelo de que Argentina siguiera el modelo de USA, promoviendo la metodología de Thompson para incluir las provincias del interior en el mismo.
Por su parte el sitio del despertar es la escuela, en la que tiempo atrás estaban llamados a formarse los ciudadanos del futuro, conforme al principio de “igualdad de oportunidades”. Hoy ante el acoso del despertar que deja sin un más adelante para seguir soñando, se constituye en la genuina Las Vegas del pánico y la locura.
En el desarrollo de este trabajo leeremos distintas experiencias escolares -con el despertador de la modernidad en la oreja- que no permiten seguir soñando en las aulas.

12 de septiembre de 2007

Así perecen los simios cretenses

Desolado, el simio cretense entra en el palacio de Minos presto a perderse. Alguien le dijo hace mucho tiempo que es más fácil escapar si uno no sabe por donde va.
Rodeado de pasillos, el simio cretense se resguarda en el hipnótico resplandor de su ídolo: el gran dispensador de rayos catódicos.
La tensión es débil, hace frió, y quizás este a punto de llover. –Quizás- El simio lo intuya. Nada se asemeja más a una certeza que un cielo gris.

Una mente seca se desquebraja mas fácilmente; las grietas absorben las primeras gotas, las pupilas del simio se abren poco a poco.

Al atardecer,
un enrome sol muerto empieza a arder.
Luz roja
que quema la piel.

En lo que queda del otoño, el simio cretense aprenderá a cazar y cultivar su propio alimento. Luego sabrá que existe un dios a su medida y olvidara al falso ídolo; conocerá la fe verdadera y podrá odiar libremente. Su vida quedara justificada muchas veces, y otras tantas sentirá vergüenza de si mismo.

Con la primavera querrá conocer el mediterráneo, salir al mundo y olvidar el palacio, pero para ese entonces ya es demasiado tarde. Confundiéndolo con una criatura mitológica, un ambicioso joven ateniense le dará muerte entre las silenciosas paredes de un living bien decorado. Y el mar, tranquilo, se mostrara indiferente.

7 de septiembre de 2007

CANCIÓN PARA NADIE

Todas las voces, todas… Todas las voces, todas… callan. …O quizás alguna pregunta… “¿escuchaste ese grito?”.

Todas las manos, todas…. Todas las manos, todas… Sueltan y dejan caer. Te abandonan a tu suerte, sin siquiera mirar como se empequeñece tú figura en el abismo.

Toda la sangre puede ser… Venas abiertas en América Latina.

Canta conmigo, canta… hermano vacío. Dame tu abrazo solitario, sin voces, sin manos, y sin sangre.

20 de agosto de 2007

INFIERNO

Hay que lucir joven y atractivo

Se debe trabajar sin preguntar por las razones.

No le digas nada ¿no ves que es así?

No te metas, no vas a cambiar nada.

Lo escuché en radio pasillo, no le cuentes a nadie.

Hay que votar por el mal menor.

Hacete amigo del puntero.

Van a quedar pocos.

¿Cuando vas a madurar?

Estoy esperando que cambies.

Si no te gusta, ya sabés.

Las cosas son como son.

Ya es tarde para todo.

Lo que se viene es…

¡¡Goza!! Grita el superyo,

haciéndonos creer que el infierno llegará después

sí renunciamos a su amor.

12 de agosto de 2007

ESTÁ CIENTÍFICAMENTE COMPROBADO…

Está científicamente comprobado que el actimel refuerza las defensas naturales.

Está científicamente comprobado que a los niños con ADD hay que medicarlos.

Está científicamente comprobado el origen genético del autismo.

Está científicamente comprobado que el moco desciende de la nariz.

Está científicamente comprobado que yo no existo...

…Gracias a Dios existimos nosotros.

6 de agosto de 2007

BREVE PLEGARIA

BREVE PLEGARIA PARA EL FIN DE LOS TIEMPOS

El último ya apagó la luz y el fin es demasiado breve para seguir revolcándonos en él. No hay grupo electrógeno, ni linterna, ni farol, sólo las estrellas si miraras hacia arriba. Padre Celestial: retira la gravedad de nuestros ojos para que abandonen la huella de gusanos.

27 de julio de 2007

La Foto

Sale de su habitación en la pensión. Son las 5 de la tarde y el sol va decayendo.

Camina por las calles, al parecer, sin rumbo fijo.

Es un hombre delgado, consumido por una vida de ascetismo y austeridad. No tiene mucho dinero, si alguien lo conociera no sabría de donde lo saca; si no hiciera tanto frió, ni fuera tan incomodo, dormiría en las veredas amparado por la indiferencia de la ciudad.

Pasa por un puesto de flores y pregunta cuanto cuesta un clavel. Una mujer piadosa le responde: nada, maestro, llévese el que más le guste. A su lado hay una banqueta y sobre ella una radio ladra las fáciles e incansables verdades de un periodista de derecha.

El hombre antes de volver a su refugio pasa por un mercadito y compra una bolsa de arroz. Ya en la pensión, deposita la flor en un alargado vasito con agua. Junto al vaso una foto desteñida: una morocha sonríe en ella; el acomoda su esqueleto en una silla, mira la fotografía detenidamente -no tiene nada mejor que hacer- y recuerda esa sonrisa… ya desteñida hasta ser una sombra de la que una vez retrató con su flamante cámara nueva. Y lo ojos -¡que ojos!- mirándolo hambrientos y satisfechos a la vez, han quedado reducidos a la huella de un ayer lejano, ensuciando desde su parquedad fotográfica la pureza de un recuerdo a veces embellecido por el tiempo y las penurias cotidianas de la vida. Ahora el recuerdo gira alrededor de la foto como una luna gira alrededor de un planeta.

El hombre se levanta desengañado, va a la cocina de la pensión, pone el agua a calentar, deja la bolsa de arroz sobre la mesada y vuelve a sentarse en una silla que andaba por ahí, quedándose inmediatamente dormido.

17 de julio de 2007

ALDEA PANÓPTICA: IDEAS · SITUACIONES · PRÁCTICAS

Los tiempos modernos transcurren como si los caminos hubieran estado esperando desde siempre nuestra marcha: la luz verde nos dice avanzar, la amarilla advierte que pronto cambiará a la roja y su exigencia de inmediata detención.

Esta obra desanda una lectura de secuencias de la historia, dentro de un espacio que no guarda la intuición de nuestro paso, por las derivas sin tiempo de la modernidad tardía. Impugnando el universalismo se vale de la astucia del síntoma para anudar situaciones heterogéneas entre sí.

Para ello examina prácticas políticas, clínicas y educativas en clave de situación, articulando una lógica que respeta la singularidad radical de cada una de ellas, concatenadas solamente por compartir la consumación de la historia de la metafísica.

Pensarlas con el ardid de las diferencias conduce a estos textos por la ironía de Zenón, cuando la carrera de Aquiles y la tortuga anunciaba la función topológica del límite, y también la erótica del fin de los tiempos.

DZ

Diego Adrián Zerba: Licenciado en Psicología, Psicoanalista, Profesor Adjunto de la materia Psicoanálisis: Freud y docente en Psicoanálisis: Escuela Inglesa de la Facultad de Psicología / UBA. Profesor Adjunto en la materia Psicología del Ciclo Básico Común / UBA. Director del Centro Asistencial FUBA XXII. Supervisor de instituciones clínicas y educativas. Autor de numerosos artículos publicados en revistas y libros de distintos géneros. Autor del libro La estructuración subjetiva. Pensar las psicosis infantiles (JVE, 2005). Compilador, junto a María Massa, de los libros: El mal – estar en el sistema carcelario (El Otro, 1996) y Síntomas carcelarios. El estado contraataca (Letra Viva, 1998).

8 de julio de 2007

ACTUALIDAD DE FREUD. 151 AÑOS DESPUÉS

Escribir un texto acerca del aniversario de un autor, puede restringirse a recordar fragmentos de una historia. El modo de encarar las siguientes líneas pretende agregarle actualidad. A ciento cincuenta años del nacimiento de Sigmund Freud, no son tan conocidos sus comienzos. En el año 1876 empieza sus investigaciones en el Instituto de anatomía comparada de Trieste respecto a un problema de zoología marina: la estructura gonádica de las anguilas, y al año siguiente ingresa al laboratorio de fisiología de Ernst Brücke para trabajar en anatomopatología del sistema nervioso. Freud deposita su confianza en la metodología de investigación más que en el objeto investigado, a tal punto que no hay coincidencia entre lo buscado y lo hallado. Lejos de lo supuesto en la largada –concluida su experiencia con Brücke- encontrará la diferencia entre sexualidad y genitalidad, como así también que un recuerdo adviene como trauma solamente con efecto retardado. Es decir que sus resultados no apuntan a confirmar lo conocido, sino a redoblar la apuesta en las incógnitas que se van presentando. Este gesto es la mayor actualidad freudiana en la presente modernidad terminal, que siguiendo el sentido inverso de aquella apuesta sólo busca confirmar la misma suposición de partida. Hoy en día su fórmula es: todo se explica a través del genoma.

1 de julio de 2007

VIRGENCITA DE LA LIBERACIÓN

“María dijo entonces: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque se fijó en la condición humilde de su esclava, y en adelante todos los pueblos me llamarán feliz” (Lc. 1. 46 – 49).

¿Por donde pasará la salvación, por las prescripciones de obispos y cardenales, o por los indios, pastorcitos, amas de casas o sencillos adolescentes a los que ella les habló? ¿Quién de los primeros recibió alguna vez su visita? Por el contrario, siempre trataron de ocultar su presencia entre nosotros. A propósito de este ocultamiento, cierta vez el periodista Cesar Mascetti relató en su programa de radio que un importante dignatario de la Iglesia de San Nicolás le cortó con su propia mano una comunicación telefónica con Gladis Motta (vidente de la Virgen), en la que le iba a solicitar una entrevista.

Pidiéndole a Dios que me permita avanzar por la estrategia de la inteligencia, a sazón, la humildad, trataré de poner una discreta oreja en la comunicaciones cortadas de los mensajes marianos a los pueblos. Comencemos por las apariciones en Fátima durante el año 1917.

El segundo secreto que le revela a los pastorcitos dice:

"Si se consagra, Rusia se convertirá y habrá paz. Si no, ella esparcirá sus errores a través del mundo, provocando guerras y persecuciones de la Iglesia... Por fin mi Corazón Imaculado triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo un cierto período de paz. No digáis esto a nadie”.

Efectivamente se esparcieron los errores de pensar una empresa de liberación sin Dios, olvidando que el modelo de toda gesta emancipadora fue la salida de Egipto del pueblo de Israel, y de suponer que el progreso -entendido como el control humano sobre la naturaleza- es el vector de la historia. Las consecuencias de este último son mostradas en las imágenes del infierno que les da a ver a los pastorcitos. No hay que olvidar que propagado a Ucrania (cuando formaba parte de la Unión Soviética), semejante horror (más que error) dio lugar al desastre de Chernovyl en 1986.

Podemos valernos de esta clave para escuchar este otro fragmento de aquellas revelaciones:

“Habrá muerte por todas partes a causa de los errores cometidos por los insensatos y por los partidarios de Satanás, el cual entonces -y solamente entonces- reinará sobre el mundo”

Resulta atinente preguntar: ¿De que lado están los insensatos y de que lado los partidarios de Satanás? Avanzamos no sin prudencia respondiendo: los responsables de tamaños errores tendrían que ser los insensatos, en tanto los que inventaron las armas nucleares y muchas más de destrucción masiva, las utilizaron en Nagasaky e Hiroshima (entre muchos lugares), condenaron las dos terceras partes de la humanidad al hambre, llevaron adelante el Holocausto, implementaron el terrorismo de estado en Latinoamérica, destruyeron África, barrieron distintos países árabes, y tantas otras monstruosidades, tendrían que estar entre los partidarios de Satanás.

Con respeto continuamos preguntando ¿Qué posición tomó la conducción de la Iglesia ante el contundente testimonio de los pastorcitos, que ni siquiera sabían lo que era Rusia? El Papa Pío XI lo recibió, pero sabe Dios porque no realizó la consagración. Con abnegación la hermana carmelita Sor Lucía, única sobreviviente de los niños de Fátima, insistió ante los sucesivos Pontífices para que concretaran la consagración que Nuestra Señora deseaba y pedía.

Avanza el tiempo hasta que experimenta una nueva visión: Nuestro Señor le hizo saber que había concluido el plazo para evitar el flagelo de los errores del comunismo:

“No quisieron atender mi pedido. Como el rey de Francia, se arrepentirán y lo harán después. Pero será tarde. Rusia habrá extendido ya sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia: el Santo Padre tendrá mucho que sufrir”.

Arriesgamos esta lectura: se arrepentirán de quedar en el lugar de los reyes y no de los pobres, como recomienda el Evangelio. Mientras que los pobres quedan perdidos en el desierto del error, cuando olvidan a Dios en la salida de Egipto.

El 21 de enero de 1935, Nuestro Señor interpela a la Hermana Lucía planteándole que estaba “bastante descontento porque no se realizaba lo que pedía”. En mensajes posteriores, ella reenvió nuevos pedidos y advertencias celestiales sobre la consagración. Incluso el 2 de diciembre de 1940, llegó a escribirle al Papa Pío XII conminándolo a practicar dicho acto. Como respuesta lavada, Pío XII consagró la Iglesia y el género humano al Inmaculado Corazón de María, el 31 de octubre de 1942. Ostensiblemente no cumplió lo suficiente con los requisitos instados por Nuestra Señora. Sor Lucía respondió al Sumo Pontífice, de parte de Nuestro Señor, que, como el acto “fue incompleto, queda la conversión de Rusia para más tarde”. Conviene anotar que tiempo antes la Virgen se despidió de Fátima diciendo: “hasta San Sebastián”.

Entre 1961 y 1965 la Virgen cumple su promesa apareciendo a un grupo de niñas en San Sebastián de Garabandal (España). En el marco de notables prodigios observados por los vecinos del lugar le anunció a ellas, con tono mas perentorio que en Fátima, el "aviso" y el "gran milagro", advirtiendo que ambos eventos vendrán muy pronto (antes que Conchita, una de las niñas, muera). El "aviso" lo sentirá cada persona que puebla la tierra: en primer término habrá algo maravilloso en el cielo que todos verán; posteriormente todas las máquinas se pararán, incluyendo aviones, relojes, refrigeradores, autos, etc; por último cada persona en la tierra se sentirá en soledad ante Dios, observando sus pecados y las consecuencias de ellos... nadie morirá por el hecho... será como un examen de conciencia a escala mundial, y como preparación para el "gran milagro" que vendrá luego.
El "gran milagro" tendrá lugar nada más que en Garabandal, pero quedará una señal indeleble hasta el fin de los tiempos, que se podrá ver, fotografiar, televisar, pero no palpar. La fecha exacta solo la sabe Conchita, y la Virgen le pidió que la revelara al mundo una semana antes que acontezca. Agregó que después de este suceso ocurrirá lo que ya señaló en Fátima: si no media la conversión habrá un castigo. Para ilustrar al respecto utiliza la figura de la copa medio llena, advirtiendo de esa manera sobre la inminencia de su alerta. Pero ante la indiferencia de la Iglesia, le dice a Conchita en un nuevo mensaje:

“Como no se ha cumplido y no se ha dado mucho a conocer mi mensaje del 18 de octubre, os diré que este es el último.

Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando.

Los Sacerdotes, Obispos y Cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas mas almas”.

¿Qué es la conversión? ¿La hemos alcanzado o al menos comenzamos a hacerlo con la caída de la Unión Soviética? ¿Es acaso la desaparición de los estados que justificaban su soberanía en nombre del comunismo, y el descrédito de esta doctrina junto a cualquier otra que proclame la solidaridad entre los hombres? ¿Rusia se ha convertido por admitir la libertad de culto como un derecho más del consumidor, mientras que su sociedad manejada por mafias se disuelve en la miseria y el horror? Las crecientes visitas de María a partir de 1980 nos dan nuevas pistas para entender un poco más. Entre ellas, el 24 de junio de 1981 comienzan sus apariciones en Medjugorje, Bosnia – Herzegovina (por entonces parte del estado yugoeslavo). Esto le dice a un grupo de seis adolescentes ante quienes se presenta:

“Vengo a traer paz a un mundo que a perdido la paz, vengo a decirles que Dios existe”.

Puede arriesgarse esta lectura a sus palabras: viene a traer paz a un mundo cada vez más gobernado por Satanás (el neoliberalismo, en auge por entonces, ¿no es acaso una doctrina más adecuada para su gobierno que el comunismo?), viene a rescatar del desierto del error a un pueblo que salió de la ocupación nazi sin la guía de Dios.

Entre otras revelaciones les recordó a los jóvenes la gran señal que había anunciado en Garabandal, y agrego que previamente habría otras señales. Pero a diferencia de otras visitas, El 2 de mayo de 1982 les anticipa a los jóvenes una inquietante despedida:

“He venido a llamar al mundo a la conversión por última vez. Después, ya no apareceré más en la tierra".

Por última vez, con señales de la copa rebosante como testimonian el tsunami y el temporal Katrina.

No nos hemos convertido por habernos transformado en consumidores o expulsados sociales, hemos llegado a la plenitud del error: el desierto de sentido. Pero todavía podemos lograr la auténtica conversión para llegar a la Tierra Prometida.

19 de junio de 2007

DE LA NO CONTINUIDAD


Puedo admitir la fuerza bruta,

pero la razón bruta es insoportable.

Hay algo injusto en su imperio:

anula la inteligencia.

Oscar Wilde

La psicología cognitiva anuncia haber superado la concepción conductista, que supone a la condición humana como continuidad de la animal.

George Miller, uno de los mentores de la psicología cognitiva, es quien lo formula con más claridad. Sitúa este hito el 11 de setiembre de 1956, en ocasión de celebrarse la segunda jornada del Simposio sobre Teoría de la Información realizado por el Instituto de Tecnología en Massachusetts. Recuerda dos ponencias expuestas ese día: La primera pertenece a Allen Newell y Herbert Simon, conocidos como los “padres de la inteligencia artificial”. En ella, bajo el título: “La máquina de la teoría lógica”, los autores hacen referencia a la primera demostración completa de un teorema efectuada por una computadora.

La segunda corresponde al entonces joven lingüista Noam Chomsky, en la cual sostiene que “un modelo de producción lingüística derivado del enfoque de la teoría de la información de Claude Shannon* no podría aplicarse con éxito a ningún ‘lenguaje natural’”; concluyendo con “su propio enfoque transformacional de la gramática”(6) (H. Gardner, pag. 44).

Bertil Malmberg, autora de una exhaustiva panorámica de la lingüística del siglo XX, dice sobre este enfoque: “La idea fundamental de Chomsky es, por una parte, que la sintaxis conduce directamente a la estructura de la mente humana, para él, interés principal de la lingüística, y, por otra, que la gramática universal así descubierta es algo innato, programado en el cerebro del niño como una parte de su herencia genética” (10) (B. Malmberg, 297).

Estos planteos ubican, más que la efeméride que conmemora la superación de la idea de continuidad traída por el conductismo, la fecha en la que se inaugura otra idea de continuidad. En este caso se trata de la establecida entre la computadora y el cerebro humano.

A lo largo de este artículo haremos una crítica a la concepción de continuidad, tanto en la psicología cognitiva como en el conductismo, para formular ciertas reflexiones respecto a su obstinada búsqueda por parte de la psicología norteamericana.

Comenzamos trayendo a otro teórico de la psicología cognitiva, llamado Richard Mayer, quien define así a esta psicología: “es el análisis científico de los procesos mentales y estructuras de memoria humanos con el fin de comprender la conducta humana”(11) (R. Mayer, pag. 17). De la condición humana como adjetivo de la conducta, se infiere su carácter subsidiario a una instancia superior.

Por su parte, los conductistas parten de la unidad de conducta en la asociación estímulo-respuesta, que los autoriza bajo condiciones experimentales, a intervenir en los primeros para modificar a los segundos. La situación de laboratorio es válida tanto para animales como para humanos, y las conclusiones extraídas en unos se consideran legítimamente transpolables a los otros.

Para Mayer la psicología cognitiva plantea que: “la unidad de conducta es el plan; un sistema de generación de conductas similar a los bucles de retroalimentación utilizados en los programas del ordenador”. Con la idea de “plan” sostenida por el modelo informático de “bucle de retroalimentación”, se parte de la condición interactiva e intencional del “software” (ida y vuelta entre el programa y las operaciones que en él se realizan) para oponerla al automatismo de la relación estímulo – respuesta. De este modo se toma a “los procesos mentales y estructuras de memoria humanos” como “el modo en que la persona almacena y utiliza su conocimiento para realizar la tarea”(11) (R. Mayer, pag. 24).

Como un modo de sellar la continuidad entre la inteligencia artificial y la humana, algunos autores de esta orientación, como Howard Gardner, prefieren retirar toda mediación entre ambas y hablar de la ciencia cognitiva como una nueva disciplina (descartando a la psicología). Este autor deslinda las siguientes cinco líneas de pensamiento que convergen en la fundación de esta ciencia:

1- Matemática y computación

El lógico - matemático Alain Touring concibe en 1936 una máquina capaz de resolver todo tipo de cálculo, que se la identifica a lo largo de la historia con el nombre de su creador. La llamada “Máquina de Alain Turing” funciona mediante un código binario compuesto solo de “ceros” y “unos”.

Este autor está convencido que se puede crear todo tipo de programas sobre la base de este principio, y fabricar aparatos como soporte tecnológico de sus operaciones.

2- El modelo de la neurona

Otra corriente de pensamiento asocia la lógica con la neurología, y sostiene que se pueden representar las operaciones de una red neural por medio de un modelo lógico tomado del cálculo proposicional.

De acuerdo a este modelo, la neurona es activada y a su vez activa a otra neurona, “del mismo modo que un elemento o proposición de una secuencia lógica puede implicar a alguna otra proposición” (6) (H. Gardner, pag. 34). El matemático y neurofisiólogo W. McCulloch y el lógico W. Pitts establecieron en los años cuarenta el teorema de la red nerviosa “según el cual todo proceso puede ser representado por una red nerviosa acabada a condición que pueda ser descrito sin ambigüedad por un número de palabras finito y no ambiguo” (3) (N. Chomsky y J. Piaget, pag. 199)

3- La síntesis cibernética

Se trata de la relación fundamental entre la ingeniería de control (que permite, por ejemplo, a un artillero cuando dispara conocer la posición de su blanco, estableciendo todas las correcciones que correspondan a la orientación de su cañón y las graduaciones pertinentes a las espoletas de su proyectil que aseguren la oportunidad de la detonación) y la ingeniería de comunicaciones en torno al “mensaje”, “ya sea transmitido por medios eléctricos, mecánicos o nerviosos” (9)(R. Mayer, pag. 36). A partir de lo planteado un arma y su operador son evaluados como elementos dentro de una misma serie, con la salvedad que en el primero la transmisión es eléctrica o mecánica y en el segundo es nerviosa.

N. Wiener – tecnócrata de la industria bélica norteamericana - avanza por este sesgo a partir de la tecnología militar desarrollada durante la segunda guerra mundial, haciéndose eco de los estudios de McCulloch y Pitts, como así también de los del matemático John von Neumann, en Princeton, en materia de matemáticas, lógica e investigación sobre el sistema nervioso. Este avance ubica en la inteligencia militar la primera ruptura de la psicología norteamericana con el conductismo, para extender la síntesis entre control y comunicación de la producción de armas a la formación de cuadros militares y políticos.

4- Teoría de la información

Se plantea la autonomía de la información respecto al “contenido o la materia específica de que se trate, como una decisión singular entre dos alternativas igualmente admisibles”(6) (H. Gardner, pag. 37)).

C. Shannon, presentado líneas atrás como inspirador de Chomsky, había entrevisto su posterior aporte a la ciencia cognitiva en su tesis de maestría, al sostener que “los circuitos eléctricos del tipo de la computadora podían abarcar operaciones fundamentales del pensamiento”(9) (R. Mayer, 37). De tal forma la idea de una máquina que piensa y de un pensamiento reducido al procesamiento de información, conduce a Wiener a esta afirmación: “La información es información, no es materia ni energía. Ningún materialismo que pretenda rechazar esto puede sobrevivir en la actualidad”(12) (N. Wiener, pag. 132).

5- Síndromes neuropsicológicos

A partir de la gran proliferación de los cuadros de incapacidad cognitiva que derivan de lesiones cerebrales, entre la primera y segunda guerra mundial, se estudia la patología cerebral. De ese modo se verifica que, por ejemplo, los cuadros de afasia son similares más allá de las diferencias idiomáticas.

La ciencia cognitiva plantea que en ciertas afasias se mantiene la estructura de la oración, pero no se pueden incluir correctamente en ella palabras individuales; y en otras afasias se pierde la estructura de la oración, pero ciertas palabras individuales mantienen el significado. En las primeras el paciente tendrá dificultades para sustituir palabras semejantes, por ejemplo: ruido por barullo, aunque la proposición no resulta alterada; a la inversa, en las segundas se pierde la facultad de construir proposiciones, creándose un estilo discursivo “telegráfico”. En este campo suponen haber encontrado el siguiente argumento decisivo en contra del conductismo: estos casos no dan cuenta de un desorden en la cadena de estímulo y respuesta sino de una alteración en las jerarquías conductuales. Sin embargo, en las antípodas del lingüista europeo R. Jakobson, no logran advertir que en cada tipo de afasia están afectadas las funciones propias de la retórica: Cuando está perturbada la facultad de sustituir palabras semejantes, la implicada es la metáfora; cuando la perturbación recae en la facultad de construir proposiciones está implicada la metonimia.

El orden en las jerarquías conductuales, es una clave para entender como Jerome Bruner –teórico eminente de esta corriente- piensa el desarrollo y la estructura de las habilidades humanas. En ruptura con la concepción de continuidad entre el animal y el hombre dice: “Las manos del hombre son un sistema que se desarrolla con lentitud y, de hecho, pasaron muchos años antes que los humanos mostraran el tipo de inteligencia manual que ha distinguido a nuestra especie: la utilización y fabricación de instrumentos”(2) (J. Bruner, pag. 76). Luego afirma (subrayando la diferencia entre los primates y el hombre): “La mano se libera de su función locomotriz, de su función braquial y de las exigencias de especialización que fueron resueltas mediante garras y formas exóticas de las almohadillas de los dedos. Volverse más desespecializado en una función, supone que será mayor la variedad de funciones que puede realizarse”(2) (J. Bruner, pag. 76). En ese sentido compara la torpeza manual del cachorro humano con su precoz y altamente organizada exploración visual; y concluye que esta última le permite avanzar en la programación de actividades de creciente complejidad, administrando el uso de instrumentos conforme a los objetivos a lograr. Así explica que: “La actividad hábil es el resultado de una programación que especifica un objetivo o un estado terminal, que ha de adquirirse, y que requiere el ordenamiento consecutivo de un conjunto de constituyentes y de subrutinas modulares”(2) (J. Bruner, pag 77).

Podemos apreciar, en las pinceladas expuestas de la ciencia cognitiva, la voluntad de encontrar los procesos cognitivos supuestos al hombre en la misma serie de la inteligencia artificial. Por esta vertiente Bruner colige lo siguiente: “las operaciones lógicas (el software, o soporte lógico)... pueden... describirse en forma independiente del particular hardware, o soporte material, en que... fueron... instrumentadas en una circunstancia dada”(2) (J. Bruner, Pag. 47). Así el cerebro humano y la PC son dos especies del género hardware. Siguiendo este sesgo, la ciencia cognitiva se despoja del contrabando de la psique que trae la psicología, para intentar enterrar definitivamente a toda idea de hombre.

El hombre deja de ser el sustantivo, en el cual se detiene un pensamiento seducido por la oscuridad de la psique, para convertirse en el adjetivo de una conducta a investigar. A continuación recordaremos los encantos del mito de Eros y Psique, por más que paralicemos de espanto los sistemas informáticos de los “científicos cognitivos”.

Psique, la hermosa princesa de la mitología griega, no logra encontrar la verdad que la implica en su amor a un amante del que no puede conocer su identidad. Una noche, cuando acerca a él una lámpara para conocerlo, descubre que es Eros. Emocionada, deja caer una gota de aceite de la lámpara sobre su espalda, y él asustado huye de Psique levantando vuelo inmediatamente.

La ciencia cognitiva toma la decisión de apagar la furtiva luz de una verdad, para continuar su sueño de esposa con ruleros, bajo el arrullo de la información que portan los mensajes, como canción de cuna.

Lo curioso es que la búsqueda de la continuidad entre inteligencia artificial y humana, como antes se la buscó entre el animal y el hombre, apunta hacia donde se prueba que no existe. Esperan alcanzar la segura objetividad de la conducta humana en el modo como “la persona almacena y utiliza su conocimiento para realizar la tarea”; y constatan, a cambio, una vida cotidiana preñada de sorpresas, en la que S. Freud descubre a comienzos del siglo XX las producciones inconscientes (olvidos, lapsus, ocurrencias, actos fallidos, sueños). Estos irreductibles e inútiles rendimientos conspiran contra la empresa de encontrar a la condición humana como una especie del género de la información, infinitamente útil y transparente. Hasta el propio Chomsky se sorprende de que la relación entre el “hardware” llamado cerebro y el “software” denominado estructura cognitiva, aún despierte la curiosidad humana. Dice: “Una amplia parte de la estructura del cerebro es completamente independiente de las distintas memorias almacenadas en él. Por su parte, el corazón depende asimismo, por ejemplo, del entorno nutritivo particular en el que se desarrolla el embrión. En tanto que seres humanos, prestamos una enorme atención a las variaciones en cuanto al modo en que las estructuras cognitivas representadas en el cerebro se desarrollan en los distintos individuos. Pero en cambio, no concedemos demasiada atención a las diferencias de talla y de función del corazón, porque este no nos interesa tanto”(3) (N. Chomsky, pag. 116).

De la lámpara de Chomsky, sólo preocupada en alumbrar archivos (donde se acumulan saberes esterilizados de verdad), no se desperdicia jamás una gota de aceite. En un sentido aristotélico su pensamiento, como el de todos los teóricos de la ciencia cognitiva, se limita a la construcción de un marco descriptivo adecuado para tratar una conducta particular. O sea que a ella se la define a partir de un cuerpo de definiciones descriptivas y no axiomáticas. Como ejemplo de definición descriptiva retomamos la siguiente cita de Brunner ya presentada líneas atrás: “La actividad hábil es el resultado de una programación que especifica un objetivo o un estado terminal, que ha de adquirirse, y que requiere el ordenamiento consecutivo de un conjunto de constituyente y de subrutinas modulares”.

En tanto que un ejemplo de definición axiomática es la que formula J. Lacan cuando dice que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Se puede advertir en esta última, al contrario de la anterior, una ruptura con la descripción de una experiencia. En la ruptura, la verdad como súbita gota de aceite, cuestiona los saberes establecidos (o sea que el saber no recubre a la verdad).

Solo la decisión en lo indecidible – como plantea el filósofo francés Alain Badiou – sostiene el enunciado de un axioma. Este sesgo axiomático, en su origen platónico, sitúa el pasaje en filosofía del poema presocrático al matema euclidiano.

La ciencia cognitiva, como antes el conductismo, dispone severas condiciones experimentales para evitar la subversión de la verdad sobre los saberes. A esta subversión de una verdad sobre los saberes, S. Freud le dispuso la escucha psicoanalítica. La ciencia cognitiva no se interesa, como el psicoanálisis, por el nacimiento del sentido que emerge en el sitio exacto en donde sorpresivamente el sinsentido lo duplica cuando irrumpe una verdad. El hacer del psicoanalista es similar al “metiere” del poeta quien, como un partero de sentidos, mete mano al agujero que la verdad deja sobre un saber, para que el sinsentido sea el cordón umbilical de un nuevo sentido. Para que ello ocurra, la interpretación del psicoanalista produce una metáfora en el discurso del psicoanalizante.

Es con el inoportuno sinsentido, con quien Chomsky tiene un leve encontronazo, al advertir que no se admite con tanta naturalidad todo aquello que él le supone al cerebro. De un modo poco oportuno para Chomsky, este último puede ser metáfora de algo distinto para otros hablantes.

A cambio de la decisión axiomática que cuestiona los saberes establecidos, el predominio de la descripción de los universos posibles, habla de la devaluación del compromiso con una verdad.

Por el contrario, el campo del psicoanálisis plantea que el sujeto queda comprometido a la verdad de su deseo, cuando la vacilación de su discurso socava el saber que le daba la seguridad de un engañoso reconocimiento.

El chiste del que habla S. Freud, a partir del término alemán witz (rasgo de ingenio), es factible de definirse como artesanía poética.

Pongamos como ejemplo la picardía de una adivinanza rioplatense: “¿Saben como murió Tarzán? Con Chita arriba”. “Con Chita” interrumpe el sentido, para que un nuevo sentido ad - venga de su propia duplicidad, por ejemplo: Tarzán con genital femenino mirando al cielo, muestra que, al fin y al cabo, nadie es demasiado “macho” ante la muerte.

La teoría psicoanalítica va en sentido contrario a lo que plantean McCulloch y Pitts, al sostener que cuando una proposición implica a otra, lejos de haber circulación de información hay un cortocircuito. Estando en juego la verdad del sujeto, se pone en cortocircuito el saber en el que el sujeto se reconoce.

En “El chiste y su relación con el inconsciente”, S. Freud aborda el chiste (witz) en su condición de modelo de las formaciones del inconsciente; en las que el autor ve destellar la verdad de un sujeto, como la luz que iluminó a Eros.

El siguiente ejemplo cotidiano, tomado de nuestras viñetas porteñas, comienza como un chiste, pero prontamente involucra en su verdad a la narradora. En una clásica “raviolada” de los domingos, una joven esposa le cuenta el siguiente chiste a su suegra:

  • “¿Sabe por qué a la esposa de un hijo se la llama nuera?
  • No.
  • Porque “nu - era” para mi hijo.

Ese pequeño diálogo cambia el tranquilo panorama de un domingo, para transformarse en una profunda reflexión de la vida familiar. La suegra escucha la verdad de la “nu - era”, y estalla en una crisis de nervios.

Dada la situación, un cognitivista intentará restablecer “la programación conducente al objetivo del discurso”, mientras que un psicoanalista apostará con alguna intervención, a la verdad que quedó salpicada de tuco en el meollo del cortocircuito: el fantasma de la madre como la única mujer.

Retornando a la vertiente filosófica, Heidegger invierte el pasaje platónico del poema al matema que destaca Badiou, para rescatar la enunciación poética afirmando lo siguiente: “En la simultaneidad del develamiento y de la ocultación impera el error. La ocultación de lo oculto y el error pertenecen a la esencia inicial de la verdad ”(7) (M. Heidegger, pag. 127). En este planteo, la verdad no nace de la adecuación de la comunicación a sus referentes, sino del traspié de Psique que aleja a su amante, haciendo parir un nuevo sentido del sinsentido.

El lenguaje es la morada del ser, por ello es custodiado por los poetas y no por los analistas de sistemas.

Sin embargo, la fuerza prescriptiva que se le da a la búsqueda de las continuidades señaladas, merece un análisis y no sólo una impugnación.

El conductismo siempre ha buscado la posibilidad del lenguaje en el ámbito animal. Las conclusiones del etólogo K. Von Frisch sobre la comunicación de las abejas, trabajadas por el lingüista E. Benvesniste, destacan la ruptura con el lenguaje humano. Este último concluye que la comunicación de las abejas se trata de un código de señales, en razón de sus siguientes caracteres: fijeza de contenido, invariabilidad del mensaje, relación con una sola situación, naturaleza indescomponible del enunciado y transmisión unilateral.

Como hemos visto, la ciencia cognitiva reemplaza la unidad de conducta en la asociación estímulo y respuesta, por el plan, como sistema de generación de conducta similar a los bucles de retroalimentación utilizados en los programas de la computadora. Como lo plantea el fundador del conductismo J. Watson, la relación estímulo y respuesta, concluye en la infinita maleabilidad de la conducta; mientras que con el “plan”, en su infinita programación.

Con esta lectura del conductismo y del cognitivismo, volvemos a Gardner para tomar cuidadosamente la referencia que él hace del diálogo de Platón cuando pretende poner a Menón de aliado de la ciencia cognitiva sin precisar cual es su pertinencia. Recordemos que en esa obra Sócrates dirige al esclavo de Menón en la resolución de la raíz cuadrada de dos, para probar su teoría de las reminiscencias, según la cual no se puede saber nada sino es porque ya se lo sabe como sombra de la Idea. No obstante y de acuerdo al planteo platónico, el saber al que podemos arribar no alcanza la plenitud de la Idea. No hay episteme (saber) de la areté (perfección). Para Platón la Idea equivale al matema, que aquilata su perfección en la exacta proporción de la esfera y no revela todo su esplendor al esclavo de la caverna (como Menón o cada uno de nosotros) que solo logra ver su sombra. Como ya señalamos: el saber no recubre a la verdad. Y si la verdad sólo fuera la adecuación de un saber a un universo posible que describe, el esclavo quedaría como un residuo arrojado fuera de la caverna para morir calcinado bajo los efectos de la Idea convertida en estrella supernova (la que alcanza más esplendor en el momento de su extinción). Esta es la estrella que ilumina la utopía de la comunicación absoluta. Sus modelos pueden ser: la colmena de abejas o Windows 98.

Por eso los planes de enseñanza fundados en la ciencia cognitiva, no enseñan. No hay enseñanza posible cuando el esclavo es expropiado del saber y tampoco ofrece resistencia. Si el estudiante en la universidad acepta pasivamente el lugar del esclavo carbonizado por la episteme de la areté, abandona la seducción de Eros y se identifica a una esposa con ruleros. Descartando la dimensión de la verdad, la esposa de ruleros que olvidó preguntarse con quien comparte su cama, tiene los siguientes sueños: <>, o <>. Estas fueron respuestas dadas en los exámenes de ingreso a la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata, en febrero de 1999. No sería inoportuno recordarles el siguiente grafitti que los estudiantes franceses del 68 les escribieron (entre otros) a las esposas con ruleros: “La vida está en otra parte”.

BIBLIOGRAFÍA

  1. E. Benveniste: “Problemas de lingüística general”, Méjico, Siglo XXI, 1976.
  1. J. Bruner: “Acción, pensamiento y lenguaje” (Compilación de José Luis Linaza), Madrid, Alianza, 1984.
  1. N. Chomsky y J. Piaget: “Teorías del lenguaje. Teorías del aprendizaje”, Barcelona, Crítica (grupo editorial Grijalbo), 1983.
  1. S. Freud: “El chiste y su relación con el inconsciente” en Obras Completas tomo 1, Madrid, Biblioteca Nueva, 1973.
  1. S. Freud: “Psicopatología de la vida cotidiana” en Obras Completas tomo1, Idem.
  1. H. Gardner: “La nueva ciencia de la mente. Historia de la revolución cognitiva”, Barcelona, Paidos, 1988.
  1. R. Jakobson: “Lenguaje infantil y afasia”, Madrid, Ayuso, 1974.
  1. M. Heidegger: “De la esencia de la verdad” en “¿Qué es metafísica? y otros ensayos”, Buenos Aires, Siglo XX, 1983.
  1. M. T. Lodieu: “Psicología cognitiva” en “Preguntas a la psicología”, Buenos Aires, EUDEBA, 1998.
  1. B. Malmberg: “Análisis del lenguaje en el siglo XX. Teorías y métodos”, Madrid, Gredos, 1986.
  1. R: Mayer: “El futuro de la psicología cognitiva”, Madrid, Alianza, 1985.
  1. N. Wiener: “Cybernetics, or control and Communication in the Animal and the Machine”, Cambridge, Massachusetts, MIT Press, 1961.

5 de junio de 2007




Dante miró al fantasma y finalmente preguntó:
- ¿Así se siente la muerte?
- Áspera e indolora, si –contesto el espectro-. Así se siente.

Su cuerpo se fue volviendo cada vez más denso, y comprendió, quizás demasiado rápido, que estaría en esas blancas estepas durante mucho tiempo.


En la tierra de los vivos alguien escribió: “Ante nosotros tenemos un mundo de aburridos parásitos que se han librado, incluso, de la necesidad de pensar, convirtiéndose en seres parasitarios de las maquinas, pervertidos por ‘una ociosidad extraordinaria’, condenados a la degeneración y degradados al nivel de un grupo reunido de delincuentes, narcómanos, incapaces, idiotas e inválidos.”

QUE SABEN LOS PITUCOS

A Federico Zerba

Ni siquiera el prestigio de la ciencia pudo terminar con las profecías. Ellas no son un visitante ocasional, son una presencia consecuente de la lengua para aquellos dispuestos a su escucha. Por supuesto que no sos vos, Mordisquito, quien se pueda apiolar de lo que digo, sino aquel lo suficientemente listo para cerrar el pico en el momento justo y dejarse hablar por la lengua. Permitiendo que ella hable para despertar en sus silencios, se descubre el futuro que estuvo desde siempre. Por eso en las discretas mesas del cafetín de Buenos Aires, nuestro destino puede leerse en la borra del café desde la tarde del primer desengaño. (nuestro, Mordisquito, ¿entendiste?, tuyo y mío). Mientras que si uno frecuenta las mesas que siempre preguntan, terminará luchando contra los molinos de viento del sueño americano made in Argentina. Una amarreta pesadilla que no banca, los berretines de la pelandruna abacanada que nació en un convento de arrabal. Esta pesadilla toca el deseo de aquel sueño, cuando despertamos sorprendidos por la poesía cruel de un exilio. El que nos convierte en europeos a los que venimos de los barcos (está claro que pinta de mapuches no tenemos), o indo americanos a los que vienen de los trenes. Pero cuando angustiados tomamos el primer avión hacia la cama de la vieja, experimentamos la angustia en la angustia al ser recibidos como extranjeros. Perplejos oímos que en vez de decirnos: “pasá nene, ¿tomás unos mates?”, nos dicen: “otro sudaca más, coño”. Volvemos vencidos y ni siquiera el viejo criado nos reconoce. Así quedamos: sin fe, sin nido, ni amor.

Por eso ser profeta en la tierra de uno es intercalar un profundo desajuste entre la lengua y sus hablantes. Nadie lo escucha y todos lo oyen, como al Oráculo de Delfos en las desventuras de los Labdácidas. Es exorcizado cual mal espíritu, como cuando “El club del clan” en los años sesenta nos incorpora al patio trasero de la cultura norteamericana (¡vade retro Discepolín!). Pero que chasco te llevaste, Mordisquito, al volverlo a ver con el rock nacional. Tanguito te lo repite: “estoy muy solo y triste en este mundo que es de mierda” y Moris agrega: “la gente vive sin creer” Mientras que “el Indio” invita “a brillar mi amor”, en la oscuridad de algún zaguán.

El regreso del profeta trajo un contrabando sintomático del tango: las baterías rockeras que nunca aciertan con el ritmo, por no venir del blues sino del dos por cuatro

19 de mayo de 2007

LA INDIGENCIA


Diego Zerba

Tu canto es el amor que no se dio.

Homero Manzi


A lo largo de mi intervención voy a efectuar algunas reflexiones sobre la indicación de Freud respecto a tres prácticas imposibles, a saber: gobernar, curar y educar. Las tomaré a la luz del planteo de Heidegger sobre la indigencia. Por esta senda haré un empalme entre la indicación de Freud y el planteo de Heidegger para formular que: la indigencia no es la pobreza, el enfermo no es un indigente y tampoco es indigencia el desconocimiento.

Indigencia es una palabra que invita a la escucha. No es la pobreza, si tenemos en cuenta que la pobreza es el fruto de un cálculo. O para decirlo de otro modo, es una cifra que da cuenta de la cuantificación que hace el estado en el plano del ente, de la cantidad de habitantes que no accede al consumo de insumos básicos.

En el plano del ente se asiste en nuestro tiempo a un creciente número de cuerpos abandonados a la pobreza, mientras que en el plano del Ser (das Seyn) nos encontramos ante el abandono del ente a sí mismo. Este último plano define a la indigencia como sustracción del ser. Es decir que con la consumación de la metafísica (como la plantea Heidegger), en la que se alcanza la máxima determinación del ente bajo el imperio de la sistematización absoluta, asistimos al abandono del Ser

El sí mismo del ente, a partir de la sustracción del Ser, es siempre otro. Ahí (Da) Heidegger entiende la experiencia del dolor en tanto la intimidad de esta diferencia, a la que define como la diferencia absoluta.

En ese sentido el dolor no es la carencia de un recurso para la curación, sino la carencia de goce del cuerpo en el instante que lo más lejano es lo más próximo. Como dije antes, cuando la sustracción del Ser hace del sí mismo siempre otro.

El dolor, entonces, no nace de la falta de curación. Esa es la concepción metafísica de la medicina moderna que toma al cuerpo en el plano del ente. Es la concepción que entre otras cosas autoriza a la eutanasia, en tanto sólo acepta el dolor para suprimirlo. La muerte es una figura del Otro que ubica a lo más próximo en lo más lejano. Sí el dolor habla de esta proximidad, de la proximidad de la muerte, de ese encuentro profundo con la sustracción del Ser, en un sentido inverso la concepción metafísica de la cura decide la aniquilación del ente para que no sufra.

La pregunta originaria por el ser conduce a establecer el principio en el caos. Él es el padre de quien descienden Cronos y Zeus. En tanto que la consumación de la metafísica, cuyo despliegue es la consecuencia del olvido de esa pregunta, ubica al caos en un sesgo opuesto como el fin realizado por un holocausto planetario (nuclear o el que fuera). De tal forma sería una suerte de eutanasia colectiva que evita esa inmensidad dolorosa de la proximidad y lejanía con el Ser que se sustrae.

El dolor abre a la sanación, en donde el Ser mismo se da en una donación (Gabe) que implica un otorgamiento en un replegamiento. Este es el encuentro que Lacan formula como encuentro fallido (Tyche) apelando a la causalidad extrínseca del ser desarrollada por Aristóteles (J. Lacan, 1977). Para decirlo todo es el encuentro de la transferencia. La práctica del psicoanálisis permite verificar la función sanadora de la transferencia, que excede a la intervención del psicoanalista.

Heidegger se anticipa a Lacan en pensar al tiempo en función de este encuentro. Plantea un tiempo atemporal más allá de la presencia, que articula en el instante: el futuro, el sido y el presente. En el instante, la copertenencia del Ser y el tiempo no constituyen una identidad. Es el punto en donde se da la donación del Ser sustrayendo lo que da. Tal copertenencia sin identidad agrega un cuarto término a esta concepción del tiempo: el interludio (das Zuspiel) En él queda abierto un tránsito que sólo es eso: abertura. La decisión de arriesgar el salto (der Sprung) en donde se han agotado las posibilidades del ente e interpela la pregunta del principio (la pregunta por el ser), abre no sin dolor a otro comienzo (der andere Anfang). Más allá de la medicina metafísica con el fin de la cura (aunque esta signifique el fin del ente), la sanación implica otro comienzo.

El saber es una donación que no sabe lo que da. En este sentido la ignorancia no es falta de conocimiento. El saber que sabe a ese saber dado respecto a la posición de un Sujeto, es el otorgamiento que se repliega en una transmisión. Es amable por lo que da y no por lo que comunica. En los tiempos de la consumación de la metafísica, en los que el saber pretende subsumirse a una comunicación, asistimos a los fracasos escolares en masa.

Agotadas las posibilidades del ente, la impotencia del estado es la consecuencia de la imposibilidad de las tres prácticas que indiqué en el comienzo y que desarrollé en el transcurso de la exposición. El nombre de esa impotencia es el asistencialismo; mientras que asistir, como indica su etimología latina a sistire, significa a detenerse. Detenerse, agrego, en donde la imposibilidad de curar es sanación, la imposibilidad de educar es amor por el saber, y la imposibilidad de gobernar es política de liberación


BIBLIOGRAFÍA

Freud, S (1973): “Prefacio para un libro de August Aichhorn” en Obras Completas, Tomo II, Biblioteca Nueva, Madrid.

Heidegger, M. (1989): “Beiträge zur Philosofie (Von Ereignis)”, Gesamtausgabe, B. 65, Klostermann, Frankfurt a. Main.

Heidegger, M. (1999): “El concepto de tiempo”, Trotta, Madrid.

Lacan, J. (1977): “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, Barral, Barcelona.

Másmela, C. (2000): “Martín Heidegger: El tiempo del Ser”, Trotta, Madrid.

Mujica, H. (2002) “El dolor es el don de la hondura” ” en “Conmemorando a Martín Heidegger”, Biblioteca Internacional Martín Heidegger – Letra Viva, Buenos Aires.

Picotti, D. (2002): “El otro comienzo del pensar. Desde los Beiträge zur Philosophie de M. Heidegger”, ob. cit.





Diego Zerba

Diego Adrián Zerba nació el 11 de enero de 1953 en la Ciudad de Buenos Aires. Es Licenciado en Psicología, Psicoanalista, Profesor Adjunto de la materia Psicoanálisis: Freud y docente en Psicoanálisis: Escuela Inglesa de la Facultad de Psicología / UBA. Profesor Adjunto en la materia Psicología del Ciclo Básico Común / UBA. Director del Centro Asistencial FUBA XXII. Supervisor de instituciones clínicas y educativas. Autor de numerosos artículos publicados en revistas y libros de distintos géneros. Autor de los libros La estructuración subjetiva. Pensar las psicosis infantiles (JVE, 2005) y Aldea Panóptica. Ideas – Situaciones - Prácticas. Compilador, junto a María Massa, de los libros: El mal – estar en el sistema carcelario (El Otro, 1996) y Síntomas carcelarios. El estado contraataca (Letra Viva, 1998).
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