Ni siquiera lascivo, ni siquiera pornográfico: vulgar. Ni siquiera mediocre, ni siquiera malogrado: vulgar. Ni siquiera el intento, ni tan solo por las dudas: vulgar.
Monumento a la estupidez incuestionada, la vulgaridad dice solo eso: un chiste de mal gusto en un velorio; perdón, luego de apoyarse una mina en el colectivo; perro vulgar, tras rajarse un pedo que no admite disimulo.
Vulgaridad: mutación popular que orondos legamos al futuro, avances del próximo capítulo.