29 de abril de 2007

FIDEL





Con su cuerno de anís pescaba una canción

¿Por qué no ha caído Fidel? Hace veinte años las respuestas eran sencillas: algunos dirían: por la solidaridad internacionalista de los pueblos, otros acudirían al clásico argumento de la división del mundo entre EU y la URSS. Después de un par de décadas nadie puede apelar a estas explicaciones, y pareciera que –conforme al dominio epistémico de la biología- todo dependiera de la existencia física del comandante. Si queremos avanzar un poquito más allá de la obviedad, deberíamos preguntarnos porque los yankees mantienen su bloqueo, habida cuenta que, cual unicornios azules, nos fuimos poniendo viejos y grises dejando caer la visiones doctrinarias por el peso de las razones de mercado.

Contestamos sin vacilar (embebidos del vigor amatorio con que le robábamos un beso a las doctrinas): la necedad del bloqueo sostiene la inteligencia del presidente Castro. Esa es la incógnita ahora revelada de cincuenta años de revolución, que puede desarrollarse del siguiente modo: la identidad institucional de la mafia de Miami necesita vituperar eternamente al héroe y cerrarle a la isla los caminos del mercado. Mientras que los cubanos de Cuba -pescadores de la vida- arrojan las redes o algún cuerno del espíritu en la generosa marea musical por la que navega su historia.

22 de abril de 2007

RECUERDE EL ALMA DORMIDA

1. Avive el seso y despierte

El título del artículo es el comienzo de “Las coplas a la muerte de su padre”, obra clásica del poeta español Jorge Manrique. Se trata de una advertencia para despertar a un pensar, como lo indica el segundo verso de Las coplas ... que titula este primer apartado. No sin antes disculparse por la destrucción del donaire de la poesía, esta prosa continúa por el sesgo de la alerta para referirse al sueño de los que por razones cronológicas ocupan el lugar de mayores frente a los adolescentes actuales. Pobres razones para serlo, que los llevan a perder el sueño solamente cuando son zamarreados por las acciones de aquellos. En el transcurso del siguiente desarrollo se apostará a otra forma de despertar, comenzando por recuperar el valor de los sueños (no del sueño) en la era del mercado absoluto.

A propósito de este absolutismo, el pensador italiano Giorgio Agamben plantea que el capitalismo lleva al extremo la separación entre lo sagrado y lo profano establecida por la religión. Lo sagrado reservado para lo divino, queda fuera del uso sólo autorizado para lo profano que compete a la dimensión humana. Las prescripciones respecto a las comidas que pueden o no ingerirse en determinadas conmemoraciones, constituyen un buen ejemplo. Esta diferencia la articula con otra, valor de cambio y valor de uso, que hace posible avanzar en la explicación más allá de la fenomenología religiosa. Para ello toma la concepción de fetiche de Carlos Marx, que hace a la mercancía propietaria de un don invisible, y descubre que el valor de cambio equivale a lo sagrado. De tal manera habla con propiedad de la “religión del capitalismo”, revisando la etimología de la palabra religión -habitualmente tomada como religare (ligazón entre lo humano y divino)-, para reemplazarla por “relegere que indica la actitud de escrúpulo y de atención que debe imprimirse a las relaciones con los dioses, la inquietante vacilación (el “releer”) ante las formas –las fórmulas- que es preciso observar para separar lo sagrado y lo profano” (Agamben, 2005: 99). Puede preguntarse (tal vez con vacilación) ¿y si no se observan? El autor señala que se recupera lo sagrado para el uso, dando lugar al juego. Siguiendo esta vertiente indica que el juguete es un objeto recuperado de lo sagrado para el uso. Por eso exalta el valor de profanación que posee el juego, con el recupero que hace para el ámbito de lo humano de lo que había quedado cautivo tras el margen de lo divino.
En este contexto el mercado se ha convertido en un santuario, que cada vez más retira objetos del uso para convertirlos en mercancías. No tienen valor por lo que se hace con ellos, sino por el brillo que les brinda el mercado. Basta recordar los juguetes que se le compran a los niños con los que no pueden jugar, ya sea por su sofisticación o porque sólo simbolizan intereses de los mayores (status, poder, etc.). En este marco histórico no solo se empobrece la capacidad de jugar (o sea de usar) del niño, sino también la del mayor. Un buen ejemplo es la señora que se opera de los pechos para que luzcan voluminosos, dándole el valor de mercado que supone la intervención, que incluso puede calcularse de acuerdo a la calidad del trabajo quirúrgico. Así queda muy relegado el valor de uso de esos senos para el amamantamiento del lactante, o en el momento de los juegos amatorios con el partenaire sexual. En un sentido opuesto a este planteo, cierta vez un sacerdote católico expresó con preocupación que los adolescentes toman el sexo como un juguete. Dentro de los términos expuestos hasta aquí, lo preocupante, por el contrario, es que los adolescentes no puedan jugar con la sexualidad y que la tomen simplemente como una higiene corporal compulsiva.
Para ir cerrando este apartado –retomando lo anunciado al comienzo- se subraya que la pérdida de la significación de los sueños en occidente, como formula el psiquiatra Sami - Ali, reduce la posibilidad de hacer con ellos, es decir, de usarlos. Por ejemplo tiempo atrás, cuando se trataba de tomar una decisión importante, solía acudirse a la fórmula “consultarlo con la almohada”. Pero en la era del mercado absoluto los sueños quedan reemplazados por los trastornos del sueño, restringiéndose el diálogo con la almohada a la cantidad de medicación que se tomará a los fines del dormir. No obstante el adolescente intentará no retroceder en el intento de llamar a un adulto para que despierte a un pensar. Esto último diferencia al adulto (en el sentido que le da el pediatra y psicoanalista inglés Donald Winnicott) del mayor (en el sentido cronológico y jurídico).

2. Contemplando como se pasa la vida.

El título del apartado es el tercer verso de este poema renacentista (tomado de manera profana para jugar), que merced a los artilugios lúdicos puestos en marcha permite hacer referencia a la vida que pasa de largo a través de un mundo convertido en museo, y que por lo tanto se halla limitado al valor de cambio otorgado por la industria turística. O sea que cada vez menos se hace posible usar los objetos que se encuentran en él (prohibido tocar y mucho menos usar). Esta imagen, con la que Agamben grafica sobre la pérdida de lo que Winnicott denomina playing, da cuenta del impedimento ejercido en la capacidad creativa en la que está incluido el juego.
Por un lado Winnicott haciendo hincapié en la estructuración subjetiva y por otro Agamben deteniéndose en un análisis de la cultura, ambos hacen hincapié en el carácter fundamental de la creatividad en la posibilitación de la dimensión de la experiencia. Mientras el último destaca el lugar irrelevante que la modernidad le ha dejado a la experiencia en homenaje a los altares paganos de la religión capitalista, el primero resalta la función fundamental que tienen las provisiones ambientales en su sostén como condición de la estructuración subjetiva. Así se asiste a una deprivación generalizada de los abastecimientos ambientales, que en primer término debería proveer el hogar, dando lugar -entre otras fenomenologías clínicas- a la tendencia antisocial. Ella es un llamado al adulto, para que esté a la altura de ese momento de esperanza que se recorta en el fondo desesperanzado de la deprivación. A diferencia del mayor, solo definido por la edad y las prerrogativas jurídicas que le otorga, el adulto para serlo tendrá que sobrevivir a la moción agresiva del niño o adolescente, que podrá usarlo como objeto en tanto sostenga una posición y no sea simplemente una mercancía negociable. A modo de ejemplo negativo cabe recordar una viñeta áulica en la que un alumno suspendido, de cualquier manera entraba a la escuela, en tanto el establecimiento alegaba la imposibilidad de controlar su ingreso. Discutiéndose esta situación problemática en el ámbito escolar, una autoridad del sistema educativo propone dar parte a la policía. La vida entendida como capacidad creadora, pasa de largo una vez más para este alumno ante la falta de respuesta de un adulto.

3. Como se viene la muerte tan callando.

No es lo mismo el silencio que el callar. Como dice Martín Heidegger: “Un resonar de la palabra auténtica sólo puede brotar del silencio” (Heidegger, 1983: 66). A partir de lo cual: “Lo sagrado, a través del silencio del poeta, se transforma en la benignidad de la palabra mediata y mediadora” (Heidegger, 1983: 69). Leyendo estas citas de modo articulado con las referencias que se hicieron a Agamben, puede colegirse que la palabra auténtica sobre el fondo del silencio del poeta, recupera la palabra para el uso de la degradación a la que la somete la comunicación. Esta solo formula consignas que pueden aceptarse o rechazarse, o sea que solo portan valor de cambio (“¿viste como te la vendí?”), es decir que simplemente se trata de charlatanería. En el uso de la palabra se sostiene una posición que no se negocia, profanando la comunicación ante la cual el niño o adolescente no puede hacer nada. Retomando la viñeta áulica anterior, el adolescente sólo debía aceptar la consigna que le daba la escuela conforme a la reglamentación correspondiente, pero no le hacía ningún caso en tanto no había una posición de adulto que la sostenga. Es más, eso era lo que reclamaba infructuosamente al volver de manera terca a la escuela.

La muerte viene tan callando en el sueño de los museos, a diferencia de la potencia que le da el silencio a la palabra auténtica, que abre con su empuje a los sueños y a los despertares. Pensar desde la posición del adulto implica sobrevivir entre ambos, a los desafíos de niños y adolescentes.

Bibliografía

Agamben, G. (2003): Infancia e historia, Buenos Aires, Adriana Hidalgo.
Agamben, G. (2006): Profanaciones, Buenos Aires, Adriana Hidalgo.
Heidegger, M (1983): Interpretaciones sobre la poesía de Hölderlin, Barcelona, Ariel.
Manrique, J (1997): Las coplas a la muerte de su padre en Poesías completas, Madrid, Espasa – Calpe.
Sami – Alí, M. (1991): Pensar los somático, Buenos Aires, Paidos.
Winnicott, D. (1979): El proceso de maduración en el niño, Barcelona, Laia.
Winnicott, D (1986): Realidad y juego, Gedisa, Barcelona.
Winnicott, D (1991) Deprivación y delincuencia, Buenos Aires, Paidos.
Winnicott, D. (1993) El hogar nuestro punto de partida, Buenos Aires, Paidos.
Zerba, D. (2005): La estructuración subjetiva. Pensar las psicosis infantiles, Buenos Aires, JVE.

14 de abril de 2007

Como todo primer domingo de mes

Como todo primer domingo de mes, se despierta -con mucho trabajo- al mediodía. Todavía un poco mareada de tanto viernes y sábado, va a la cocina para desayunar. Prepara unas tostadas y un café con leche. Una vez satisfecha saluda a sus amigos imaginarios: un fantoche triste, y un rulemán con la personalidad de un premier ruso aleatorio, dependiendo del día.
Como todo primer domingo de mes, con suma religiosidad, lleva un pedacito de cartón a su boca.
- ¿Una entera? –exclama el rulemán.
- Dale de frente –ruge envalentonado el fantoche triste.
Ella toma ácido sin hacerle caso a lo que sus amigos de fantasía digan.

Ya son casi las tres de la tarde, ella está en un patio y una mariposa se acerca. El bicho queda suspendido en el aire, mirándola fijamente. Las corrientes de viento, ya frescas a esta altura del año, se detienen. El tiempo parece alargarse en un silencio que se hace eterno. Entonces la mariposa le dice con cierta nostalgia: Conozco tu mas oscuro secreto. Acto seguido sus alas se marchitan estrepitosamente y cae muerta al suelo.
Las plantas vuelven a moverse al ritmo del viento. Una poderosa sensación de tranquilidad y confianza la embarga.
Como todo primer domingo de mes, segura de si misma, vuelve a su cuarto y busca su disco favorito: Meteora de Linkin Park. Lo pone en su vieja rockola destartalada y escucha atentamente. Ahora entiende por que está sola.

6 de abril de 2007

CHUPÍN DE CARETA

¿Ustedes se imaginan que ocurriría si los actores descubrieran en plena función teatral, que ellos son personajes de ficción representado a otros personajes de ficción? Seguramente que entre acto y acto desesperadamente pedirían los guiones de ellos mismos, para olvidarlos inmediatamente en beneficio de los personajes de la obra?
Si como dijo Georg Hegel: el arte ha muerto, es porque ya no se puede hacer de una vida una obra de arte. Como la hizo Antonin Artaud: locamente, o como la hizo Leopoldo Marechal: sabiamente. Piensen la diferencia entre el hombre artista actuando su vida, y el que debe actuar al hombre deambulando como sombra por un escenario ominoso. Esa es la interpretación fallida que día a día intenta practicar el habitante de la modernidad implosiva. Para eso apela a una extensa guía de expertos (no excluyente de los espirituales), que a diferencia de Sófocles o Shakespeare le darán los guiones de la identidad institucional. Pero no le permitirán olvidarla para actuar, sino que necesitará de un apuntador perpetuo clasificándolo en la parte del escenario que le corresponde.
La diferencia radical entre el hombre artista y el hombre idéntico a la institución puede ilustrarse con esta polaridad: los arrecifes de corales entre el trópico de Cáncer y el de Capricornio, y una pescadería.

¡¡Araca la red!!




Diego Zerba

Diego Adrián Zerba nació el 11 de enero de 1953 en la Ciudad de Buenos Aires. Es Licenciado en Psicología, Psicoanalista, Profesor Adjunto de la materia Psicoanálisis: Freud y docente en Psicoanálisis: Escuela Inglesa de la Facultad de Psicología / UBA. Profesor Adjunto en la materia Psicología del Ciclo Básico Común / UBA. Director del Centro Asistencial FUBA XXII. Supervisor de instituciones clínicas y educativas. Autor de numerosos artículos publicados en revistas y libros de distintos géneros. Autor de los libros La estructuración subjetiva. Pensar las psicosis infantiles (JVE, 2005) y Aldea Panóptica. Ideas – Situaciones - Prácticas. Compilador, junto a María Massa, de los libros: El mal – estar en el sistema carcelario (El Otro, 1996) y Síntomas carcelarios. El estado contraataca (Letra Viva, 1998).
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