19 de mayo de 2007

LA INDIGENCIA


Diego Zerba

Tu canto es el amor que no se dio.

Homero Manzi


A lo largo de mi intervención voy a efectuar algunas reflexiones sobre la indicación de Freud respecto a tres prácticas imposibles, a saber: gobernar, curar y educar. Las tomaré a la luz del planteo de Heidegger sobre la indigencia. Por esta senda haré un empalme entre la indicación de Freud y el planteo de Heidegger para formular que: la indigencia no es la pobreza, el enfermo no es un indigente y tampoco es indigencia el desconocimiento.

Indigencia es una palabra que invita a la escucha. No es la pobreza, si tenemos en cuenta que la pobreza es el fruto de un cálculo. O para decirlo de otro modo, es una cifra que da cuenta de la cuantificación que hace el estado en el plano del ente, de la cantidad de habitantes que no accede al consumo de insumos básicos.

En el plano del ente se asiste en nuestro tiempo a un creciente número de cuerpos abandonados a la pobreza, mientras que en el plano del Ser (das Seyn) nos encontramos ante el abandono del ente a sí mismo. Este último plano define a la indigencia como sustracción del ser. Es decir que con la consumación de la metafísica (como la plantea Heidegger), en la que se alcanza la máxima determinación del ente bajo el imperio de la sistematización absoluta, asistimos al abandono del Ser

El sí mismo del ente, a partir de la sustracción del Ser, es siempre otro. Ahí (Da) Heidegger entiende la experiencia del dolor en tanto la intimidad de esta diferencia, a la que define como la diferencia absoluta.

En ese sentido el dolor no es la carencia de un recurso para la curación, sino la carencia de goce del cuerpo en el instante que lo más lejano es lo más próximo. Como dije antes, cuando la sustracción del Ser hace del sí mismo siempre otro.

El dolor, entonces, no nace de la falta de curación. Esa es la concepción metafísica de la medicina moderna que toma al cuerpo en el plano del ente. Es la concepción que entre otras cosas autoriza a la eutanasia, en tanto sólo acepta el dolor para suprimirlo. La muerte es una figura del Otro que ubica a lo más próximo en lo más lejano. Sí el dolor habla de esta proximidad, de la proximidad de la muerte, de ese encuentro profundo con la sustracción del Ser, en un sentido inverso la concepción metafísica de la cura decide la aniquilación del ente para que no sufra.

La pregunta originaria por el ser conduce a establecer el principio en el caos. Él es el padre de quien descienden Cronos y Zeus. En tanto que la consumación de la metafísica, cuyo despliegue es la consecuencia del olvido de esa pregunta, ubica al caos en un sesgo opuesto como el fin realizado por un holocausto planetario (nuclear o el que fuera). De tal forma sería una suerte de eutanasia colectiva que evita esa inmensidad dolorosa de la proximidad y lejanía con el Ser que se sustrae.

El dolor abre a la sanación, en donde el Ser mismo se da en una donación (Gabe) que implica un otorgamiento en un replegamiento. Este es el encuentro que Lacan formula como encuentro fallido (Tyche) apelando a la causalidad extrínseca del ser desarrollada por Aristóteles (J. Lacan, 1977). Para decirlo todo es el encuentro de la transferencia. La práctica del psicoanálisis permite verificar la función sanadora de la transferencia, que excede a la intervención del psicoanalista.

Heidegger se anticipa a Lacan en pensar al tiempo en función de este encuentro. Plantea un tiempo atemporal más allá de la presencia, que articula en el instante: el futuro, el sido y el presente. En el instante, la copertenencia del Ser y el tiempo no constituyen una identidad. Es el punto en donde se da la donación del Ser sustrayendo lo que da. Tal copertenencia sin identidad agrega un cuarto término a esta concepción del tiempo: el interludio (das Zuspiel) En él queda abierto un tránsito que sólo es eso: abertura. La decisión de arriesgar el salto (der Sprung) en donde se han agotado las posibilidades del ente e interpela la pregunta del principio (la pregunta por el ser), abre no sin dolor a otro comienzo (der andere Anfang). Más allá de la medicina metafísica con el fin de la cura (aunque esta signifique el fin del ente), la sanación implica otro comienzo.

El saber es una donación que no sabe lo que da. En este sentido la ignorancia no es falta de conocimiento. El saber que sabe a ese saber dado respecto a la posición de un Sujeto, es el otorgamiento que se repliega en una transmisión. Es amable por lo que da y no por lo que comunica. En los tiempos de la consumación de la metafísica, en los que el saber pretende subsumirse a una comunicación, asistimos a los fracasos escolares en masa.

Agotadas las posibilidades del ente, la impotencia del estado es la consecuencia de la imposibilidad de las tres prácticas que indiqué en el comienzo y que desarrollé en el transcurso de la exposición. El nombre de esa impotencia es el asistencialismo; mientras que asistir, como indica su etimología latina a sistire, significa a detenerse. Detenerse, agrego, en donde la imposibilidad de curar es sanación, la imposibilidad de educar es amor por el saber, y la imposibilidad de gobernar es política de liberación


BIBLIOGRAFÍA

Freud, S (1973): “Prefacio para un libro de August Aichhorn” en Obras Completas, Tomo II, Biblioteca Nueva, Madrid.

Heidegger, M. (1989): “Beiträge zur Philosofie (Von Ereignis)”, Gesamtausgabe, B. 65, Klostermann, Frankfurt a. Main.

Heidegger, M. (1999): “El concepto de tiempo”, Trotta, Madrid.

Lacan, J. (1977): “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, Barral, Barcelona.

Másmela, C. (2000): “Martín Heidegger: El tiempo del Ser”, Trotta, Madrid.

Mujica, H. (2002) “El dolor es el don de la hondura” ” en “Conmemorando a Martín Heidegger”, Biblioteca Internacional Martín Heidegger – Letra Viva, Buenos Aires.

Picotti, D. (2002): “El otro comienzo del pensar. Desde los Beiträge zur Philosophie de M. Heidegger”, ob. cit.

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Diego Zerba

Diego Adrián Zerba nació el 11 de enero de 1953 en la Ciudad de Buenos Aires. Es Licenciado en Psicología, Psicoanalista, Profesor Adjunto de la materia Psicoanálisis: Freud y docente en Psicoanálisis: Escuela Inglesa de la Facultad de Psicología / UBA. Profesor Adjunto en la materia Psicología del Ciclo Básico Común / UBA. Director del Centro Asistencial FUBA XXII. Supervisor de instituciones clínicas y educativas. Autor de numerosos artículos publicados en revistas y libros de distintos géneros. Autor de los libros La estructuración subjetiva. Pensar las psicosis infantiles (JVE, 2005) y Aldea Panóptica. Ideas – Situaciones - Prácticas. Compilador, junto a María Massa, de los libros: El mal – estar en el sistema carcelario (El Otro, 1996) y Síntomas carcelarios. El estado contraataca (Letra Viva, 1998).
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